martes, 23 de octubre de 2012

Septiembre, Mes de la patria



Como todos sabemos, a Septiembre se le conoce como el mes de la patria. Esto porque en la historia de nuestro México  sucedieron eventos relevantes que fueron motivo para nombrarlo como tal.  Los hechos a los que hago referencia son el nacimiento de José María Morelos (27/09/1765), el inicio de nuestra independencia (16/09/1810), la entrada triunfal a México del ejército Trigarante liderado por Iturbide, marcando el fin de la independencia (27/09/1821) y la defensa del catillo de Chapultepec (13/09/1847). Pues bien son estos sucesos los que hacen especial este mes en nuestro México, en las siguientes líneas me ocuparé de reflexionar acerca del significado que hoy día podemos percibir, en particular, del grito de independencia. Esto con el fin de sumar a estos días una mirada filosófica que pueda ayudar a interpretar y dotar de significado nuestro presente patrio.









Celebrar nuestra independencia debe, por lo menos, alentar la reflexión sobre nuestro pasado, presente y futuro que hoy vivimos y esperamos de nuestro México.  Cuando menciono pasado no me refiero al simple hecho de rememorar el grito, como si se tratará de mencionar efemérides, sino averiguar  que sentido histórico poseemos los mexicanos; revisar si existe algún discurso oficial dado por el Presidente, gobernadores, autoridades municipales, etc., en torno a la celebración de este día, para que de ahí la gente pueda entender cómo los actores políticos están viendo el desarrollo de nuestro país. Lo anterior, sin duda alguna, podría coadyuvar a tener una mayor significación de este mes, en tanto, que se trata de reflexionar en qué medida se ha procurado llevar una independencia que rinda cuentas sobre los propósitos por los que se levanto la voz de la independencia.

Reflexionar sobre el presente, nos lleva a asomarnos introspectivamente a nuestro México de todos los días, ver que México tenemos y contestarnos sí este es el México que se proyectaba en la lucha por la independencia, ese México que procuraba identificarse en los Sentimientos de la Nación de Morelos, y sobre todo, contestarnos sí este es el México que queremos para hoy y para el mañana. La pregunta que indaga sobre el presente debe estar teñida de una crítica constructiva, es decir, que diga tenemos esto pero podemos hacer esto. Y esa pregunta no sólo debemos hacerla a nuestro México plural de hoy, sino a cada uno de los mexicanos, mexicanas, instituciones, autoridades públicas, organismos, para que cada uno rinda cuenta de lo que hasta ahora se ha construido o se intenta proyectar de aquí para adelante.









Por último, sobre el futuro porque en gran medida las riendas de nuestro andar colectivo depende en su gran mayoría de nosotros mismos, por tanto lo que nosotros queramos corregir sobre la situación presente y futura que nos espera debe estar sometida a conciencia de que nosotros somos responsables de nuestro destino. Las circunstancias en las que se encuentra nuestro México querido –quizá- no sean las óptimas pero se trata de salvarlas como diría Ortega y Gasset para salvarnos a nosotros mismos. Por ello insisto, que la administración de nuestro país no debe estar a cargo de la clase política sino que debe intervenir la sociedad civil, las instituciones ya establecidas como la educación, para dejar ver cuál es el propósito que persigue cada sector de nuestra sociedad. Ello nos llevará directamente a la democratización de nuestra sociedad, porque hasta ahora se ha confiado en qué este es el mejor sistema que evita la tiranía, la dictadura y toda forma de represión de la participación ciudadana, por ello debemos hacer valer lo que el mismo sistema nos ofrece para poder insertarnos en su dinámica.

Por ello, en el mes de la patria no sólo se debe festejar con grupos populares en las plazas principales de nuestro país, sino que debe de asomarse el sentido histórico, creativo, cultural que nuestra sociedad necesita para revitalizar el bien común que lleve de nueva cuenta a ser partícipes de causas justas, y por tanto, necesarias para nuestra sociedad. Y en ese sentido creo que es responsabilidad del gobierno, de por lo menos, ofrecer las herramientas necesarias para que desde sus distintas instituciones (cultura, arte, turismo, deportivo, educación) pueda reflejarse cómo se representa cada uno de ellos el mes de la patria. Logrando así que distintas facciones de nuestra sociedad trate de integrar a la sociedad con el fin no sólo conmemorativo sino de espíritu nacional.

En ello radicaría tener un mes patrio, como celebración de nuestro México que procura revitalizar un sentimiento histórico, que sin duda, ayudará a cohesionar nuestra sociedad. Y para empezar la iniciativa quisiera dejar una pregunta abierta al amable lector que dedica su tiempo a estas líneas: ¿Cómo vive, percibe, siente, celebra, usted, el mes patrio?

jueves, 13 de septiembre de 2012

Yo sólo sé, que no sé nada


Esta frase ha pasado a lo largo de la historia de la humanidad por boca de Sócrates y ha inmortalizado el pensamiento filosófico. En el presente artículo me ocuparé de explicar lo que dicha frase me dice en torno al saber para que el amable lector que dedica su tiempo a leer este presente sea partícipe de lo que el pensamiento griego nos ha heredado. Sin otra cosa que mencionar, doy comienzo al mismo.

Esta frase como muchos piensan no es propia de Sócrates sino que eran sentencias que los sabios habían tallado en el templo de Delfos, lugar al que acudían para rendir culto al dios Apolo y dónde consultaban a la pitonisa que en aquel tiempo era la intermediaría entre los dioses y los hombres. Las sentencias talladas en aquel templo tenían una pretensión pedagógica, es decir, los sabios una vez partícipes de la sabiduría de los dioses buscaban que mediante el tallado de estas frases las personas que acudieran al templo fueran cómplices de tal sabiduría. La frase que da nombre a este artículo no sólo era la única, se podían leer otras como: «Una vida sin examen no es digna de ser vivida» o «Sólo es desgraciado quien no puede soportar la desgracia» entre otras.

Un amigo de Sócrates  había acudido al templo a consultar a la pitonisa para saber quién era el hombre más sabio de aquella época a la que contestó: Sócrates. Cuando éste se entero de esto y sabedor de su ignorancia se dedico a buscar un hombre más sabio que él, para demostrar que los dioses también pueden errar. Así que acudió con las personas que se tenían por sabios, entonces, consultó a poetas, políticos, senadores, sofistas preguntándoles  cosas que el ignoraba como ¿Qué es el bien? ¿Qué es la virtud? ¿Qué es la belleza? pero al cuestionarles se daba cuenta de que ellos tampoco sabían ni siquiera lo que decían al respecto de lo que pronunciaban, es decir, Sócrates con sus preguntas los hacía ver ignorantes cosa contraria a lo que el pueblo de Atenas los consideraba. Y ya enojados le preguntaban esas mismas cuestiones a lo que Sócrates siempre decía: “Yo sólo sé, que no sé nada”.

Pero, ¿qué rayos quiere decir esa frase? Quiere decir que si de algo sabemos es que nada sabemos con respecto de muchas cosas. En general es aceptar con humildad que somos ignorantes, pero aceptarnos ignorantes no es ser conformes con esa ignorancia, sino que tiene un fondo positivo, puesto que, aceptar que soy ignorante me motiva a preguntar por las cosas, por tanto, la ignorancia no es un estado límite de nosotros sino el trampolín que nos catapultará al camino del saber.  En ese sentido la ignorancia es ausencia de conocimiento, por tanto, lo que yo tengo que hacer es buscar las preguntas indicadas para acceder al conocimiento. ¿Hay preguntas indicadas? No lo sabremos, hasta que no nos pongamos en marcha en el preguntar.

En gran medida la filosofía debe su fama a Sócrates, porque este personaje no buscaba la fama ni tampoco el cargo público que diera reconocimiento sino que buscaba conocer. Pero, ¿para qué nos sirve el conocimiento? Quererle buscar una utilidad a todo lo que hacemos es de alguna manera gastarla en su uso, sin embargo tenemos cosas valiosas que quizá jamás  se puedan valuar porque no hay precio para tal cosa, no obstante queda la tranquilidad y la felicidad de poseer ciertas cosas. Y en ello radica la sabiduría en algo valioso que se posee sin necesariamente representar un valor monetario.

Sócrates, como dije anteriormente no buscaba la fama o el éxito sino, tal vez, encontrarle el sentido a lo que le rodeaba como ser finito, y darle sentido a lo que le rodeaba era preguntar por el bien, por la virtud, por la justicia, etc. O tal vez en encontrar una respuesta a porque decían que él era el más sabio. Y quizá el se dio cuenta que él era el más sabio porque el reconocía que los hombres poseen una pequeña sabiduría por ser simples mortales y que eso significa nada para un dios que lo sabe todo.

De ahí que el saber no sea algo que se hereda o que se encuentre sólo en los libros sino que el saber se encuentra también en el diálogo con las demás personas, y por supuesto, en el preguntar. Porque históricamente nos hemos percatado que el saber no pertenece a una élite o a un sector de la población sino que el saber se encuentra en esas pequeñas instancias donde nosotros nos lanzamos a la faena del preguntar, porque en el preguntar se abre el estado de cosas donde nos encontramos para saber qué son.


jueves, 30 de agosto de 2012

Enseñanza reflejo


Si verdaderamente algo distingue al hombre de los demás entes que existen en el mundo no es su lenguaje, tampoco la capacidad de sentir sino especialmente el valor que existe en el educar. La educación no sólo compete al ámbito de los pedagogos ni  sólo a la estructura que envuelven a las instituciones educativas sino a todo el entramado de relaciones humanas que existen. Si hay algún curioso que pegunta ¿Por  qué? Por la siguiente razón que no es mía pero que comparto: “que todos los seres humanos enseñan es, e muchos sentidos, su aspecto más importante: el hecho en virtud del cual, y a diferencia de otros miembros del reino animal, puede transmitir las características adquiridas”. Así pues estamos condenados a educar de cualquier forma, puesto que nuestras acciones reflejan un sentido del vivir y a ese reflejo no lo podemos ocultar.
 Es quizá  por ello,  que muchas veces las personas adultas procuran evitar mostrar cierto tipo de acciones verbales, físicas y emocionales delante de los niños, pues son los éstos los que por su infancia procuran identificarse con cierta autoridad a la que ellos sienten afecto de imitar, puesto que con ciertas acciones procuran establecer cierto tipo de vínculo.

¿Qué nos dice lo anterior? Dos cosas primordialmente: a) Que nuestros actos son reflejo no sólo de nuestra conducta, sino de nuestros deseos, nuestros conocimientos, etc., y b) que existe una predisposición por el conocer nuevas formas, nuevos conocimientos y personas. Así el conocimiento no sólo se encuentra circunscrito al ámbito académico sino también al personal. Y si esto no es así, ¿Qué alguien arroje la primera piedra si es que no ha valorizado alguna vez a un maestro, algún administrador, algún párroco, político, secretaria, etc?




La pre-disposición de conocer regularmente se encuentra ubicada en el deseo constante de forjar nuestra propia vida, así el niño siempre busca representarse e modelos más cercanos como papá, mamá, algún súper héroe de película o algún personaje de caricatura, algo que de alguna manera llene su propia forma de verse ante la vida. Pero, ¿Qué pasa cuando crecemos? parece que los personajes ficcionales no nos llenan el ojo y acudimos a otros esquemas como el de un deportista, médico, abogada, ingeniero, filósofo, etc. ¿pero que hace que nos seguimos volcando hacia esquemas sociales? El deseo de ser siempre algo constantemente. Pero no es el simple deseo, sino la necesidad hacer de nuestra vida algo.
Quod vitae sectobur iter? ¿Qué camino debo seguir?

De aquí se deriva en gran parte la importancia y compromiso de la educación. La educación debemos pensarla como la tarea primera del pedagogo, pero para ello hay que hacer un poquito de historia. “El pedagogo era un fámulo que pertenecía al ámbito interno del hogar y que convivía con los niños o adolecentes, instruyéndoles en los valores de la ciudad, formando su carácter y velando por el desarrollo de su integridad moral. En cambio el maestro era un colaborador externo a la familia y se encargaba de enseñar a los niños una serie de conocimientos instrumentales, como la lectura, la escritura y la aritmética. El pedagogo era un educador y su tarea se consideraba de primordial interés, mientras que el maestro era un simple instructor y su papel estaba valorado como secundario. Y es que los griegos distinguían la vida activa, que era la que llevaban los ciudadanos libres en la polis cuando se dedicaban a la legislación y al debate político, de la vida productiva, propia de los labriegos, artesanos y otro siervos: la educación brindada por el pedagogo era imprescindible para destacar en la primera, mientras que las instrucciones del maestro se orientaban más bien a facilitar o dirigir a la segunda”.
Regresando a nuestro presente de carne y hueso, debemos de pensar en qué condiciones se da la educación, cuál es el rol de los maestros en la formación de los estudiantes, qué significa ir a la escuela, qué propósitos persigue la educación hoy día, que frutos ha tenido la educación en la sociedad mexicana. Si nosotros como sociedad no nos hacemos este tipo de preguntas, estaremos condenados a repetir errores de antaño que ha causado empobrecimiento no sólo económico sino cultural, puesto que, un pueblo se distingue en la forma en cómo práctica la educación.





Para ello es necesario que no sólo los alumnos sean lo interesados en ir y aprender sino que la familia sea- como la institución por antonomasia de la sociedad- la que siembre el ejercicio de la enseñanza, que implica el preguntar, el escuchar, el respetar y lo más importante el convivir. Cuando la escuela enseñe prácticas de convivencia y no sólo de competencia en tanto quién es el mejor en esto o en otro, podemos dejar de pensar en la marginación social y en la violencia verbal de quien es mejor que otro o quién está por encima de otro. Esto sin duda, nos obliga a revisar el papel del docente, del director, del padre de familia, de los estudiantes porque no hay un solo culpable de la educación sino que al ser la sociedad un conjunto de intereses y convicciones comunes cada uno de nosotros carga con un poquito de responsabilidad.
En conclusión, podemos decir que si los niños en su andar no encuentran por lo menos, actores (maestro, padre, ingeniero, filósofo) que significan en un medio dado, no podremos por lo menos orientar la mirada de quienes buscan transformar lo que tenemos en algo mejor. No se trata de que repitan esquemas sociales, sino que por lo menos entiendan cuál es el rol que juega cada uno en la sociedad para que el educando encuentre en ellos una posibilidad de realizarse y seguir contribuyendo para el bien común.

viernes, 3 de agosto de 2012

El despertar de las cosas



No existe ser humano que nazca sin pertenecer a una tradición, ya que de alguna manera la tradición le acuña un lenguaje en el cuál el individuo empieza a nombrar el mundo que le rodea y su sí mismo que le permite reconocerse como tal. La tradición no debe entenderse como la Tradición con mayúsculas en tanto que se pueda entender como la única tradición que hereda un individuo sino que la tradición es el conjunto de tradiciones que donde perecen y aparecen ideas y en dónde estas están en una constante lucha. La tradición resulta como el suelo en donde estamos parados y que nos permite vislumbrar tradiciones nuevas, ya que, la tradición no permanece estática sino que se encuentra en un constante afirmar, reafirmar y cultivarse de nuevas formas.

Así pues, la tradición hereda por medio del lenguaje los conceptos y creencias que tal tradición considera válidos así como sus valores que ella considera pertinentes para su conservación. Si tendríamos que resaltar algo entorno a esto es que cada individuo que nazca será alimentado de ciertos valores, creencias y hasta deseos hasta tal punto de que el individuo sólo estará predeterminado a pensar en ciertas coordenadas y, de tal manera, creerá que esas son las únicas formas de pensar o al menos con las únicas con las que puede pensar. Pero, qué pasa cuando el individuo se encuentra en una situación de incertidumbre y se pregunta: ¿Por qué las cosas son así y no de otro modo?

La situación de incertidumbre se da porque muchas veces no sabemos cómo entrarle a la existencia de tal manera que pareciera que no nos alcanza lo que se nos ha enseñado para poder descifrar  una forma de responder a tales circunstancias y es entonces cuando  surge la pregunta del porque las cosas son así y no pueden ser de otro modo. Cuando se lanza está pregunta despertamos el estado de cosas en donde nos encontrábamos tranquilamente y en dónde no cabía la posibilidad de asomarse la duda. Y en ese sentido la duda se vuelve un reflexionar sobre el estado de cosas en el que nos encontrábamos y al cuál vemos con cierta distancia, puesto que hemos dejado de creer en lo que se nos ha impuesto como educación.

En ese sentido se puede hablar de que la filosofía es una tradición de la in-tradición en tanto se dispone –regularmente- a poner en jaque aquello que ha aprendido de tal forma que resulte en una búsqueda por el saber y el conocer y es ahí donde se da tal despertar de las cosas en tanto que buscamos un “nuevo” sentido que permita al menos saciar cierto tipo de incertidumbre en la que ahora nos encontramos. Los niños nacen con tal peculiaridad del preguntar porque las cosas son así y no de otro modo pero rápidamente son callados con un rotundo “porque son así” o “porque eso lo dice tal autoridad” sin ni siquiera inculcar el ejercicio de poner a prueba del porqué consideramos o del porque se ha venido considerando que las cosas son de tal forma.

En los niños sucede una cosa peculiar que es otro indicio del porqué surge el ejercicio filosófico y es el asombro o la admiración  que hay en ellos del mundo. En nuestros días  podemos decir que hemos perdido la capacidad de asombro y hemos dejado irresponsablemente ese quehacer -al cine, internet, celulares, televisión-perdiendo nosotros con la admiración la capacidad del preguntar, puesto que, del que nada se admira no puede ni siquiera preguntar, sin pregunta no hay respuesta y,  por lo tanto, saber.

La filosofía: ¿útil o valiosa?




¿Cuál es nuestra  circunstancia? Para contestar esta pregunta podemos acudir sin duda alguna al régimen político-económico que impera en la forma de vida que se da actualmente. Pues es este régimen el que impone un ritmo (forma) de vida. La economía es la que impone tal ritmo y con esa imposición carga la balanza hacia las ciencias y técnicas para perpetuar  ese modo de ser que va determinando las circunstancias en las que nos encontramos. Lo anterior ha provocado un avance constante de la ciencia y la tecnología y con ello un ritmo encaminado hacia la producción y consumo de mercancías que van marcando el desarrollo de las estrategias políticas-económicas.

En estos avances de la tecnología y la ciencia más de uno rinde honores a los productos que se encuentran a la mano con el supuesto de una mejoría en nuestra forma de vida, puesto que, llenan necesidades que la vida misma en su desarrollo va haciendo más compleja, por poner un ejemplo: el crecimiento de las ciudades y con ello el aumento de las distancias que hay entre el trabajo y la casa se “vuelve” necesario adquirir un automóvil para facilitar el traslado al hacerlo más cómodo y con mayor ahorro de tiempo. Productos como los  televisores con alta definición, celulares inteligentes, gps, laptops, internet, aparatos de sonido, almacenamiento virtual (usb, discos duros) cámaras, automóviles, etc., viene a completar esas necesidades que se han impuesto como modo de vida.

Dado lo anterior, incluso los contenidos educativos se han tenido que modificar para poder estar a la altura de los avances que ofrece la tecnología, ya que si revisamos los planes de estudio de hace 20 años aun no aparecen las materias de computación en nuestro nivel básico cosa que ahora parece una aberración no incluir en nuestra educación esas asignaturas que hoy en día son indispensables para poder entrar en la dinámica del mundo. E incluso al profundizar más al respecto las universidades han dado apertura a carreras que lleven formar profesionistas que sepan del rubro para saber de qué se trata eso de la informática y sistemas computacionales para poder empezar a crear una cultura que nos actualice con los desarrollos que se dan en otros países en esa materia.

Y no sólo podemos hablar de la informática sino de otras carreras que con el desarrollo científico-tecnológico  han tenido un boom en nuestros tiempos como lo es la criminología, inteligencia artificial, robótica, mecatrónica, biotecnología, etc. Una de las cosas que se dicen para el estudio de estas carreras es que como son lo que está en boga es lo que mejor retribuye económicamente cargando más la balanza de las decisiones por una cuestión meramente monetaria descuidando el bien común que pueda generar estudiar dicha carrera. En ese sentido se habla que es muy útil estudiar tal cosa por los beneficios que esta entrega a la persona.

Aquí el problema reside en el hecho de que si nosotros privilegiamos lo útil consecuentemente lo aceptamos como bueno en tanto que sirve para algo y sobre ello vamos juzgando lo que se nos aparece en el mundo. En el caso de los que estudian filosofía es una pregunta de cajón la que siempre nos hacen con su siguiente sentencia: ¿Y eso para qué? ¡Te vas a morir de hambre! Me gustaría responder esa pregunta para dar pie a lo que da título a este humilde artículo.

La pregunta del para qué, tiene que ver con esas condiciones en las qué interpretamos el mundo y buscamos mecanismos para poder sobrevivir y con ello damos con lo nos resulta útil para lograr dicho objetivo. En ese sentido todo aquello que estudiamos lo debemos utilizar para nuestra vida material y en el caso de la filosofía tal parece que no ayuda a cubrir esa necesidad, puesto que en el mundo que nos toca vivir no se percibe claramente el para qué necesitamos filosofía, cómo si ésta fuese un accesorio o algo por el estilo. Y sobre la sentencia de morirse de hambre si uno estudia filosofía, ni siquiera la historia tiene argumentos a favor de esta sentencia, ya que, en toda la historia de la filosofía ningún filósofo se ha muerto de hambre, se mueren por otras cosas pero nunca por hacer filosofía o dedicarse a ella.

Aquí lo que hay que resaltar es que incluso los mismos filósofos dicen que la filosofía es inútil, puesto que, esa no es su función, ya que todo lo útil se encuentra atada a su uso y tal parece que su utilidad residiría para lo cual fue hecha. En cambio de la filosofía se dice que es valiosa en sí misma puesto que si se estudia filosofía es por el deseo de saber, buscar la verdad de las cosas y no tanto su utilidad. Por ello la filosofía es un amor desinteresado en tanto que no busca sacarle beneficios a lo que ama sino que lo hace por el amor que se pueda tener al saber por el saber. Cualquiera pensaría que se trataría de una locura de estudiar algo por estudiarlo, y quizá estemos locos pero entendemos que sin esa “locura” nuestra vida no tendría significado, puesto que el hecho de estudiar filosofía implica un deseo de saber sí hay tal significado.

Por ello no se estudia filosofía sino que se filosofa en tanto que la filosofía tiene que ver con el ejercicio del reflexionar sobre el mismo hecho que nos lleva pensar y este hecho puede estar mediado por diferentes factores. Y es en ese sentido en donde la filosofía se vuelve valiosa en tanto que se hace por ser seres racionales, es decir ponemos en práctica lo que poseemos como seres humanos y no sólo para sobrevivir. Por ello tanto el arte como la moral y con ellos la filosofía pueden nombrarse como las expresiones más elevadas que tenemos en nuestra historia, así tanto la filosofía como el arte y la moral no son productos de una cultura sino que forman parte del carácter de tal cultura.

Así pues, la filosofía es un valor en sí mismo. Hagamos una analogía con los valores para poder ampliar lo anterior y tener una mejor claridad para nuestro lector. Los valores que nosotros aprendemos no los enseñamos porque de ellos obtengamos algo útil sino porque creemos que esas son las mejores formas de convivencia que el hombre puede alcanzar y en ese sentido aquél hombre que no sólo sepa valores sino que los lleve a la vida práctica una vez reflexionado sobre lo positivo que es aplicarlo será un hombre valioso en tanto que ha encontrado un camino recto, honorable por el cual conducirse. Así mismo la filosofía, no es algo que podamos portar cómo si se tratará de un ipad, reloj, celular y que por ende seamos valiosos porque lo valioso no tiene nada que ver con el precio sino que la filosofía se lleva en el existir diario del preguntarse y buscarle sentido a las cosas que nos rodean.  Y cuestionarse significa estar vivo y eso es algo valioso en sí mismo.
             

jueves, 5 de julio de 2012


Sobre las redes sociales

Actualmente en México los medios de comunicación, especialmente twitter y facebook, tienen una importancia sobre saliente en el marco político-social a partir de las elecciones ocurridas el día 1 de julio pasado. Una vez más nuestra parca lectura política nos lleva a sólo tomar en cuenta la elección presidencial y a dejar a un lado las demás contiendas que pertenecen a senadores y diputados.  Digo parca en tanto que no acabamos de entender que hemos elegido una nueva lista de representantes locales y federales. La atención – no habría de esperarse- por el impacto mediático sobre la elección presidencial es la que se posiciona en los medios de comunicación como la más importante.

Lo que ronda en las radio-difusoras y noticieros televisivos  así como en la mayor parte de la prensa escrita no han dejado de subrayar la contienda electoral pasada como la más clara, eficaz y pacífica por encima de todas las que ha existido. Ahora a esperar los resultados ya “indicados” por el PREP y a continuar con lo planeado, ¡digo! con lo que tenga planeado el nuevo presidente electo por “la mayoría”.  Dejando a un lado los “incidentes menores” como menciono el presidente de la república inmediatamente después del anuncio del consejero presidente del IFE.  Me parece una aberración por parte de la prensa y los medios de comunicación así como de las autoridades en la materia el hecho de que hasta ahora no hay una muestra de haber atendido esos incidentes menores.

Si nuestra democracia (IFE) se levanta el cuello diciendo que son las mejores elecciones jamás vistas por la historia, entonces me parece de la manera más lógica atender esas incidencias para no manchar el frontispicio que tanto el PRI como nuestro presidente Calderón han llamado: un gran acto de civilidad por parte de la ciudadanía que ha respondido al derecho democrático que gozan.  Pero, ¿qué tiene que ver esto con referente a los medios como facebook y twitter? Pues, todo aquello que se ha dicho cadena nacional no ocurre en esos medios, que por el momento se mantienen fuera de toda regulación y vigilancia electoral, jurídica, etc.

En los espacios que ofrecen estas redes sociales se puede notar una percepción distinta a lo que fueran las contiendas electorales, incluso el movimiento estudiantil #yosoy132 luchando por una democracia transparente hizo valer un plan anti-corrupción haciendo una iniciativa de vigilar de manera independiente los comicios para poder estar seguros de que en las contiendas electorales no se presentaras irregularidades o vicios de antaño. Las fotos que circulaban en el desarrollo del proceso electoral eran muchísimas y para mal de nuestra democracia no mostraban tranquilidad, transparencia y honestidad sino todo lo contrario, mostraban compras de credenciales, boletas en manos de sujetos ajenos a una mesa electoral, quema de urnas, manipulación de conteos en el prep, etc.

Las redes sociales fueron las primeras y siguen siendo las únicas junto con blogs de mantener una línea distinta a la establecida por las televisoras y periódicos, un fenómeno que llama la atención y que es necesario resaltarla debido a dos cosas: la primera tiene que ver con la neutralidad con la que aún cuentan las redes sociales, es decir nadie es dueño de las redes y todos hacen uso de ella como un espacio que se encuentra disponible en la red. Esta neutralidad propicia que los cibernautas puedan hacer uso de las redes sin ninguna línea marcada en cuanto lo que publican, y se han convertido en una tierra fértil de movimientos que han tenido aceptación en la sociedad mexicana. Las redes sociales además de esto es un elección libre, no coaccionada y mucho menos impuesta, esto radica en el hecho de que se puede eliminar con un clic, sin miedo a represalias,  cualquier contenido que a primera vista resulta ocioso, agresivos, engañoso, tendencioso, etc.

La segunda tiene que ver con la importancia que ha tenido el uso de las redes sociales para utilizarlas no sólo como entretenimiento sino como otro medio alterno de información relevante que sucede en nuestro entorno. Estar en una red social-virtual significa poder jalar información que se encuentra disponible de manera inmediata y que circula por todo el mundo sin ningún costo –sólo el costo que implica acceder a internet- y en ese sentido la información se vuelve de procedencia tan plural que cada quien juzga los contenidos a partir de lo que se publica sobre un tema desde diversos horizontes de comprensión, manipulación, etc.  Mucho se habló del impacto que pudiera tener las redes sociales en las elecciones y no se equivocaron aquellos que dijeron que era de admirarse cómo a partir de las redes sociales, más que los spots, se formaron juicios sobre los 4 candidatos a la presidencia.

El espacio que ofrecen las redes sociales tiene un impacto más fuerte porque la personas se sienten parte de dicho proceso, en tanto que cualquier comentario, imagen, video, mofa, chiste, caricatura publicada no carecía de eco, sino que se sumaba a la opinión o rechazo de personas que están involucradas en el mismo tema, cosa que no sucede con la televisión de la cual sólo somos espectadores y de la radio en dónde nuestra función es sólo escuchar. La redes sociales involucran otras dinámicas que tanto la radio como la televisión están lejos de ofrecer a un público cada vez más exigente en querer ser parte de la mayor parte de lo que ocurre, basta ver una serie televisiva que genere adicción y en seguida brotarán foros virtuales de participación.

Añádase a lo anterior la frescura de la información publicada a cada minuto hora, no respetando horarios como los que impone la televisión o la radio y en ese sentido el usuario de las redes sociales cree estar sincronizado con el tiempo real del mundo. En fin, se pueden decir más cosas sobre el tema no pretendía agotarlo en este pequeño artículo, simplemente quería resaltar la importancia que tienen en este momento las redes sociales y que, por supuesto, están jugando un rol importe en las manifestaciones actuales que se dan actualmente y que pretenden ser un vehículo de la sensibilidad mexicana para iniciar procesos más complejos.

miércoles, 4 de julio de 2012



La democracia no se reduce a una
forma de gobierno, sino que es,
a fin de cuentas, un ideal basado
en virtudes morales.
Antonio Caso

La democracia como sistema político ha tenido muchas transformaciones a lo largo de la historia de Occidente, en la Grecia de Pericles por allá del siglo IV a.C., fue cuando por vez primera se puede rastrear el sentido de aquél sistema político. La instauración de la democracia no significaba que  sólo se cambiara de sistema político sino que esta formara parte de la vida colectiva, personal y que eso, inmediatamente,  se reflejara en el cuerpo de la polis, ciudad.  Es decir,  la democracia no sólo es parte del sistema político sino que tiene que ver intrínsecamente con la vida de cada uno y la de todos porque es evidente que el hombre no puede vivir sólo sino que su subsistencia depende del colectivo que lucha por el mismo fin: preservar la vida y encontrar mejores condiciones de esta para su desarrollo.

Lo anterior no podría  haber sucedido  si no tomamos en  cuenta la importancia que tenía la palabra en aquél tiempo. La palabra era un instrumento para hacer válida una posición política que abogará por intereses colectivos y personales.  El hecho de que la palabra tuviera un significado importante era porque las instituciones que regulaban el orden público permitía el desenvolvimiento de la palabra. De hecho,  de ahí un arte que surgió a partir de esas condiciones políticas: la Retórica. La retórica no la debemos concebir como peyorativamente se ha entendido, es decir cómo aquél arte usurpador de intereses y balbuceos impertinentes. La retórica se usaba para designar  a los políticos, a los hombres públicos que toman la palabra, hablan y discursean en la Asamblea Popular. Y es sobre lo anterior en lo que debemos poner el acento de la retórica, como más adelante veremos en cuanto su función en la sociedad. Cronológicamente  se les considera a Corax y Tisias los creadores del la retórica, pues su libro Arte y el primero en esa materia estaba compuesto de estrategias para lograr vencer mediante la persuasión.

En realidad no importa tanto el origen del arte retórica como su función en la sociedad griega. Su papel es claro en cuanto que la retórica es hija de la democracia y el derecho. La retórica es el arte que enseña al ciudadano a defenderse con el empleo de la palabra en el marco de las reglas del juego democrático, tales refieren al hecho de que todo ciudadano tiene permitido hablar en público y además puede hacerlo de la forma que le plazca sin ofender a la ley, misma que es convenida por el acuerdo de la comunidad.

Regresando a nuestro presente, la democracia es asunto de partidos políticos (que representan los intereses del pueblo) y organismos (IFE). Nuestra democracia, mexicana, ha ido ascendiendo,  manteniendo la esperanza de poder llegar a hacer eficaz, puesto que, siguen habiendo muchos lapsus que continúan  manchando las contiendas electorales como la compra de votos, la coacción del mismo, etc. Lo que las autoridades llaman “incidentes menores” es muestra de que no se ha podido liberar nuestra democracia de vicios que por mucho tiempo han alejado la participación “verdadera” de los mexicanos.  Nuestra democracia a diferencia de la griega está lejos de propiciar el espacio público en donde  la palabra como instrumento de validez política tenga una influencia sobre el mismo espacio público-político. Nuestra democracia en ese sentido se ha especializado y fragmentado tanto que ahora lo que menos se escucha en una Asamblea (legislativa, por ejemplo) es la voz del ciudadano.

Entonces, si nosotros queremos recuperar el espacio y la fuerza de la palabra tendríamos que educarnos en condiciones de ejercer la democracia.  Esto porque si nosotros a partir de los 18 años formamos parte de la ciudadanía que obtiene el derecho del voto, la participación ciudadana es indispensable no sólo hacer efectivo el derecho sino de estar armado de herramientas indispensables para ejercer la ciudadanía a través de la palabra y la escritura. Por ello es esencial que la educación de la ciudadanía  sea integral, en el sentido de recibir una formación científico-humanista que contemple materias como la filosofía, la lógica, matemáticas y la ética. Decimos estas disciplinas porque la lógica otorga herramientas para reconocer qué tipo de argumentos existen y cuál de ellos son validos o no, esto para discernir el mundo de información en el que nos encontramos y se encuentra tan a la mano. Las matemáticas porque el razonamiento matemático ayuda a ordenar y a dar coherencia a los argumentos que tengamos que elaborar. La ética debe contribuir a hacer concordar sobre las distintas posturas éticas que aparecen en el espacio democrático y plural que tenemos, esto no se debe entender como un relativismo ético sino como una búsqueda de establecer acuerdos para no caer en el relativismo y asumir una postura ética conveniente para respetar el espacio público.
Y sobre todo el estudio de la filosofía, porqué esta es un ejercicio reflexivo de crítica y autocrítica sobre las condiciones políticas, sociales, culturales y económicas que nos toca vivir. Este ejercicio qué hace la filosofía revitaliza la democracia en tanto que pone a prueba las condiciones mismas por las que se hace valida la democracia: la libertad, el respeto y la tolerancia. Y esa libertad, tolerancia y respeto deben ejercerse desde todos las esferas que conforman la sociedad. A partir de ahí podríamos re-habilitar la condición de la palabra y la escritura, puesto que la formación académica rendirá frutos en los futuros ciudadanos, por ello es indispensable que en nuestro presente trabajemos sobre las condiciones del hoy y del mañana.

Por ello el cultivo de la filosofía tendría que ejecutarse a partir de una condición social que necesita alimentarse de lo que piensan y sienten los ciudadanos que dan pie a la misma sociedad. De ahí que recurriéramos en la primera parta a la retórica porque entendida así la retórica es filosofía en tanto que discute sobre lo conveniente y es ahí donde se pone en juego la democracia. Por  ello insisto en que la democracia no debe entenderse sólo como el sistema político que hoy tenemos a partir de los partidos políticos y el IFE sino cómo aquél en dónde las personas hagan valer  el espacio político, cultural y social que tanto ha costado mantenerlo, ya que,  sólo así podremos ser actores de nuestro andar ciudadano.

Quisiera terminar este artículo invitando al amable lector que pasa por aquí a que se dé un tiempo para reflexionar sobre las condiciones y las instituciones  democráticas que hoy tenemos y analizar si estas son suficientes para hacer valida la voz de la ciudadanía. En mi opinión me parece que no es suficiente, tenemos que hacer que se involucren demás instituciones como lo es la educación para formar ciudadanos críticos-constructivos que exijan justicia, tolerancia y respeto para reforzar los cimientos de la democracia que hoy tenemos.