¿Cuál es nuestra circunstancia? Para contestar esta pregunta
podemos acudir sin duda alguna al régimen político-económico que impera en la
forma de vida que se da actualmente. Pues es este régimen el que impone un
ritmo (forma) de vida. La economía es la que impone tal ritmo y con esa
imposición carga la balanza hacia las ciencias y técnicas para perpetuar ese modo de ser que va determinando las
circunstancias en las que nos encontramos. Lo anterior ha provocado un avance
constante de la ciencia y la tecnología y con ello un ritmo encaminado hacia la
producción y consumo de mercancías que van marcando el desarrollo de las
estrategias políticas-económicas.
En estos avances de la tecnología y la
ciencia más de uno rinde honores a los productos que se encuentran a la mano
con el supuesto de una mejoría en nuestra forma de vida, puesto que, llenan
necesidades que la vida misma en su desarrollo va haciendo más compleja, por
poner un ejemplo: el crecimiento de las ciudades y con ello el aumento de las
distancias que hay entre el trabajo y la casa se “vuelve” necesario adquirir un
automóvil para facilitar el traslado al hacerlo más cómodo y con mayor ahorro
de tiempo. Productos como los televisores con alta definición, celulares
inteligentes, gps, laptops, internet, aparatos de sonido, almacenamiento
virtual (usb, discos duros) cámaras, automóviles, etc., viene a completar esas
necesidades que se han impuesto como modo de vida.
Dado
lo anterior, incluso los contenidos educativos se han tenido que modificar para
poder estar a la altura de los avances que ofrece la tecnología, ya que si
revisamos los planes de estudio de hace 20 años aun no aparecen las materias de
computación en nuestro nivel básico cosa que ahora parece una aberración no
incluir en nuestra educación esas asignaturas que hoy en día son indispensables
para poder entrar en la dinámica del mundo. E incluso al profundizar más al
respecto las universidades han dado apertura a carreras que lleven formar
profesionistas que sepan del rubro para saber de qué se trata eso de la
informática y sistemas computacionales para poder empezar a crear una cultura
que nos actualice con los desarrollos que se dan en otros países en esa
materia.
Y
no sólo podemos hablar de la informática sino de otras carreras que con el
desarrollo científico-tecnológico han
tenido un boom en nuestros tiempos como lo es la criminología, inteligencia
artificial, robótica, mecatrónica, biotecnología, etc. Una de las cosas que se
dicen para el estudio de estas carreras es que como son lo que está en boga es
lo que mejor retribuye económicamente cargando más la balanza de las decisiones
por una cuestión meramente monetaria descuidando el bien común que pueda
generar estudiar dicha carrera. En ese sentido se habla que es muy útil
estudiar tal cosa por los beneficios que esta entrega a la persona.
Aquí
el problema reside en el hecho de que si nosotros privilegiamos lo útil
consecuentemente lo aceptamos como bueno en tanto que sirve para algo y sobre
ello vamos juzgando lo que se nos aparece en el mundo. En el caso de los que
estudian filosofía es una pregunta de cajón la que siempre nos hacen con su
siguiente sentencia: ¿Y eso para qué? ¡Te vas a morir de hambre! Me gustaría
responder esa pregunta para dar pie a lo que da título a este humilde artículo.
La
pregunta del para qué, tiene que ver con esas condiciones en las qué
interpretamos el mundo y buscamos mecanismos para poder sobrevivir y con ello
damos con lo nos resulta útil para lograr dicho objetivo. En ese sentido todo
aquello que estudiamos lo debemos utilizar para nuestra vida material y en el
caso de la filosofía tal parece que no ayuda a cubrir esa necesidad, puesto que
en el mundo que nos toca vivir no se percibe claramente el para qué necesitamos
filosofía, cómo si ésta fuese un accesorio o algo por el estilo. Y sobre la
sentencia de morirse de hambre si uno estudia filosofía, ni siquiera la
historia tiene argumentos a favor de esta sentencia, ya que, en toda la
historia de la filosofía ningún filósofo se ha muerto de hambre, se mueren por
otras cosas pero nunca por hacer filosofía o dedicarse a ella.
Aquí
lo que hay que resaltar es que incluso los mismos filósofos dicen que la
filosofía es inútil, puesto que, esa no es su función, ya que todo lo útil se
encuentra atada a su uso y tal parece que su utilidad residiría para lo cual
fue hecha. En cambio de la filosofía se dice que es valiosa en sí misma puesto que si se estudia filosofía es por el
deseo de saber, buscar la verdad de las cosas y no tanto su utilidad. Por ello
la filosofía es un amor desinteresado en tanto que no busca sacarle beneficios
a lo que ama sino que lo hace por el amor que se pueda tener al saber por el
saber. Cualquiera pensaría que se trataría de una locura de estudiar algo por
estudiarlo, y quizá estemos locos pero entendemos que sin esa “locura” nuestra
vida no tendría significado, puesto que el hecho de estudiar filosofía implica
un deseo de saber sí hay tal significado.
Por
ello no se estudia filosofía sino que se filosofa en tanto que la filosofía
tiene que ver con el ejercicio del reflexionar sobre el mismo hecho que nos
lleva pensar y este hecho puede estar mediado por diferentes factores. Y es en
ese sentido en donde la filosofía se vuelve valiosa en tanto que se hace por
ser seres racionales, es decir ponemos en práctica lo que poseemos como seres
humanos y no sólo para sobrevivir. Por ello tanto el arte como la moral y con
ellos la filosofía pueden nombrarse como las expresiones más elevadas que
tenemos en nuestra historia, así tanto la filosofía como el arte y la moral no
son productos de una cultura sino que forman parte del carácter de tal cultura.
Así
pues, la filosofía es un valor en sí mismo. Hagamos una analogía con los
valores para poder ampliar lo anterior y tener una mejor claridad para nuestro
lector. Los valores que nosotros aprendemos no los enseñamos porque de ellos
obtengamos algo útil sino porque creemos que esas son las mejores formas de
convivencia que el hombre puede alcanzar y en ese sentido aquél hombre que no
sólo sepa valores sino que los lleve a la vida práctica una vez reflexionado
sobre lo positivo que es aplicarlo será un hombre valioso en tanto que ha
encontrado un camino recto, honorable por el cual conducirse. Así mismo la
filosofía, no es algo que podamos portar cómo si se tratará de un ipad, reloj,
celular y que por ende seamos valiosos porque lo valioso no tiene nada que ver
con el precio sino que la filosofía se lleva en el existir diario del
preguntarse y buscarle sentido a las cosas que nos rodean. Y cuestionarse significa estar vivo y eso es
algo valioso en sí mismo.
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