Y bien, estoy aquí tratando de explicar una
vez más tu ausencia,
El corazón me pregunta cada vez que me hago
rollito en la cama el porqué de mi silencio,
Mi memoria no me deja mentir al traerme el
recuerdo de cuando te quitaba la sabana para empezar una pelea que terminaba en
blanca paz haciendo el amor.
Suelo levantarme por la madrugada, me siento
en el borde de la cama, junto mis manos y las pongo a la altura de mis
rodillas. A veces giro mi cabeza hacia donde está la ventana para adivinar si
la luna posa por el pedazo de cielo que deja ver la ventana.
Aún me pregunto cómo es posible amar a una
persona y a la vez dejarla. Decir que lo mejor que le puede pasar a un
enamorado es retirarse por la puerta de atrás.
Escuché el otro día una canción dice que “el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren”.
porque amores que matan nunca mueren”.
No sé si todavía puedo pensar en nuestro amor, es
decir en lo que una vez dijimos el uno al otro al pasar las horas
protegiéndonos del frío.
No sé si puedo seguir hablando de nosotros una
vez que me dijiste que no podrías amar a la distancia ¿no te parece que cuando
nos vemos es como si fuera primera vez pero con la ganancia de que puedo
besarte sin pedirte permiso, de apretarte entre mis brazos, de reposar mis
labios sobre tu cuello? Aun así acepto tu decisión de marcharte, pero lo que sí
no te perdono es el hecho de que nunca me permitiste preguntar: ¿qué podemos
hacer?
Por ello y muchas cosas más te condeno a la
maldición de Naila.
No hay comentarios:
Publicar un comentario