sábado, 19 de diciembre de 2009

Katy Ruper

La paz, Baja California Sur.

Katy pertenecía a una familia que conocíamos, no éramos vecinos pero si vivíamos cercanos como a una cuadra de distancia. Su papá era de origen alemán y su madre era mexicana. El que hubiese sido mi suegro se dedicaba a diseñar dentaduras postizas o es lo que recuerdo cuando solía ir a verla al taller de su padre y su madre era ama de casa. Tenía un hermano que se llama Cristian y otra hermana que no recuerdo su nombre, pero creo que ella trabajaba y casi no estaba en casa.

Solíamos ir al kínder juntos, recuerdo que en las mañanas de recreo solíamos encontrarnos y caminar mascando algún chicle o yo la acompañaba a desayunar. Me gustaba verla pasear con ese vestidito blanco que era el uniforme, sus zapatos negros y unas calcetas que le llegaban debajo de la rodilla.

Ella tenía un cabello castaño, unos ojos verdes, labios rojos, sonrisa perfecta, los cachetes los tenia rositas o chapeados, era flaquita, su mano se ajustaba a la mía cuando jugábamos a dar vueltas. En ese tiempo desconocíamos conceptos como el noviazgo, la pareja, una relación, pero creo que ambos no desconocíamos lo que sentía uno por el otro. En ese tiempo que pasábamos los días de la escuela juntos y una que otra tarde no necesitábamos decirnos que nos amábamos o que nos gustaría seguir estando así.

Quizá en ese momento sentíamos la completud o al menos sabía que las cosas podían o deberían de seguir estando en ese estado. Para nada Katy invadía mi mente, solo la solía pensar cuando estaba junto a ella.
Ahora siento nostalgia por ese amor que no aprisiona, no porque no lo tenga sino porque ahora parece que las relaciones se hacen más pesadas por dispositivos como el celular, el internet, el teléfono.

Los fines de semana se daban tal y como son: sin tener que explicar a alguien que haces o a dónde vas a ir, tal vez en ese tiempo la gente hacia cosas que le complacían en el mismo momento que las deseara. No había esa programatividad de la vida. Ahora la gente piensa en que si sale quizá se pierda un partido de futbol que televisaran a las 5 de la tarde o que habrá un programa trasmitido o un concierto por youtube.

Con mi familia solíamos llevar colchonetas al techo para ver una lluvia de estrellas, ahora escucho que la gente prefiere verlas por t.v. o buscando videos o imagines en la web.
Recuerdo que el patio de su casa era muy grande, que tenía arboles al contorno de la barda.

Recuerdo una vez que fuimos a la playa y recuerdo que jugué en la arena por un espacio de 2 horas, luego note en ese instante que su piel se sonrojaba por el efecto de los rayos uv. Al día siguiente recuerdo que no salió a jugar conmigo porque se había quemado tanto que no deseaba que la viera así. Fue entonces cuando agarre mi bicicleta y me fui zigzagueando por la calle que era de terracería.

Desgraciadamente el tiempo pasó y nosotros tuvimos que movernos porque mis padres habían comprado una casa y por lo tanto tendríamos que ir a habitarla. Deje atrás a Katy y todo lo que implicaba ella.

Fue entonces cuando solía sorprenderme con su recuerdo, en ese tiempo empecé a tomarle significado a las mudanzas. Un nuevo kínder se apareció en mi vida, pasaron muchos fines de semana para volverla a ver. Un domingo a medio día celebramos un bautizo triple; el de dos hermanos míos y el mío. Los padres de Katy habían sido elegidos por mi hermano para ser sus padrinos.

Katy asalto mi mirada con un vestidito de colores, una coleta y sus labios rojos, jugamos en el porche y las miradas y sonrisas se hicieron presentas. Creo que toda la tarde me la pase observándola porque sabía que se marcharía. Mi mamá siempre nos educo a dar besito en la mejilla y un abrazo a las visitas, no perdí la oportunidad de darle un besito y su respectivo apapacho.

De ahí tuvo que suceder que mi hermano hiciera su primera comunión para poderla ver otra vez, recuerdo que esa vez ya no la buscaba como antes, puesto que sabía que se volvería a marchar y creo que no desee sentir otra vez ese sentimiento de extrañar. Solo jugué con Cristian.
Pasaron unos años y nos teníamos que volver a mudar, pero ahora el espacio sería muy grande.

Teníamos que seguir a mi papá a Oaxaca. Esa vez hicimos un recorrido por todas las familias con las que habíamos hecho amistad. Tuvimos que ir a Chametla donde se encontraba la familia de Katy. Recuerdo que por un tiempo de 2 horas estuvimos en su casa, ya no jugamos, sólo nos mirábamos de un sillón a otro, como si en nuestras miradas no comunicáramos un adiós indefinido.

Recuerdo que después de esa visita, todos llorábamos porque no queríamos irnos, suplicamos que deseábamos quedarnos en la Paz. Pero a pesar de todo el melodrama que hiciéramos la decisión ya estaba tomada.

Sin más se vinieron tres días de viaje hasta llegar a la Oaxaca, cuando tomamos el ferri que nos condujera de la Paz a Mazatlán, recuerdo que esa noche había luna llena y en el mar se podía observar la estela de la luna. Me encontraba acostado en unas cuerdas que estaban enrolladas en la popa del barco y algunas lágrimas se derramaron porque en ese momento me asalto el recuerdo de la playa cuando jugaba con Katy.

Una nueva escuela llego a mi historial académico, nuevos amigos, nuevas amigas, llegaron otras chicas que me gustaban, pero en el fondo siempre estuvo encontrar a mi Katy. Quiero aclarar que con las chicas con las que anduve en ese tiempo nunca fue con la intensión de poner su rostro encima del de ellas sino que yo quería a alguien que me recordara como era ese amor de inocencia.

Pasaron 3 años para poderla ver, en ese entonces ambos teníamos 13, la visita a su casa fue de sorpresa, el que se encargo de abrir la puerta fue Cristian, que se sacudió la cabeza de sorprendido y empezó a distinguir quién era quién. Mi mamá pregunto sí se encontraba su comadre el asentó con una sonrisa. Empezaron los protocolarios abrazos y besitos. Antes de entrar a la casa mi corazón desesperadamente empezaba a pulsar muy rápido, era obvio iba a ver a Katy.

En cuanto escucho la orden de su mamá de salir, cerró la puerta de su recamara y sonrío al vernos. Las comadres se quedaron platicando con mis hermanos y Katy. Yo me ausente de la sala porque Cristian me mostraría sus juguetes, yo acepte acompañarlo, me llevo al techo donde solía estar con sus juguetes ahí nos cuestionamos el uno al otro a que se dedicaba cada uno y me pregunto sí sabía jugar algo nuevo. Yo le respondí negativamente.

Vi sus juguetes y por un lapso de 10 minutos no aguante y le dije que quería ir abajo, cuando me di la vuelta se burló de mí y me pregunto si me acordaba cuando me daba de besitos con Katy atrás de la barda de su casa. Yo le dije que no, que no recordaba eso. Y aún sigo agradeciendo el no acordarme de esos besitos. Hubiese sido más fatal para mí el saber eso.

Cuando bajamos la mamá de Cristian le dijo que fuéramos a buscar a su papá al taller para que se apresurará en llegar, Cristian enfrente de todos me pidió que le acompañara, voltee a ver a mi mamá y en su cara había un “no digas que no” y dije con voz desconsolada: “bueno”. Odie a Cristian por un rato porque pensé que sabía que quería ver a su hermana y que sólo deseaba hacer eso y que él hacia todo lo imposible para que yo no hiciera nada de eso.

Cuando caminábamos rumbo al taller, voltee hacia la izquierda y ahí se encontraba la casa en donde habíamos vivido hace mucho tiempo, realmente no era como la recordaba, Cristian me dijo que ahora la habitaban una pareja de ancianitos que la mayoría del tiempo se la pasaban encerrados.
Cuadras más adelante me pregunto si tenía novia y que si ya había besado a alguien; conteste la primera pregunta con un no, la otra le dije que gracias al juego de la botella había besado muchas chicas bonitas. Se río y me dijo que le había pasado lo mismo, y que desgraciadamente las chicas con las que se había besado le pedían constantemente que fuera novio de alguna de ellas.

Empezamos a reír, pero ese momento término cuando Cristian dijo que Katy tenía novio que se trataba de un chico del colegio que ella había conocido, su nombre lo recuerdo era Luis. Mi respuesta a esa noticia fue irónica pensando encubrir mis sentimientos.
Llegamos al taller y su papá de Cristian se sintió gustoso y admirado de vernos, inmediatamente cerró el taller y nos conducimos a la casa nuevamente, en mi mente estaba el hecho de preguntarle a Katy si era cierto lo que me había contado su hermano.

El momento se dio una media hora más tarde cuando me pidió que la acompañara a sacar unas fotos que enseñaría a la familia. Nos quedamos un momento solos en su habitación y fue cuando se pronuncio la pregunta, ella no tardo en contestarme con un sí, pero en ese sí note que ella estaba jugando.
Mi instinto no me había engañado, me contó que estaba jugando a que se siente ser novia de alguien, su rostro notaba una especie de apeno, pues ella me dijo que había decidido decírmelo más tarde. En ese momento me pregunte qué porque tendría que darme explicaciones de lo que ella hacía con su vida, mi pubertad inmadura no me dejaba ver que ella todavía sentía algo por mí.

La voz de su mamá cuestionándola se escucho y salió apresurada del cuarto y mi mano quedo tendida en el espacio tratándola de detenerla sin ningún éxito. Pasaron otros 30 minutos para que la visita terminara. Su papá de Katy nos invito a la playa a mi hermano y a mí. Aceptamos gustosos y la oportunidad de volver a ver a Katy la tenía en las manos.
Llegó el día esperado pero Katy no pudo ir ya que había acompañado a su mamá a la iglesia. Ni modos esa tarde no estuvo desperdiciada fuimos con Cristian y con su papá a la playa balandra donde se encuentra un piedra en forma de hongo. Esa tarde su papá nos tomo demasiadas fotografías. Cuando nos dejó en la casa nos invito a comer días después mi mamá dijo que igual y sí pero en su voz no había una afirmación.

La mañana siguiente sonó el teléfono de la casa de mi tío donde nos habíamos estado quedando en esa estancia ya que la casa de mis papas se encontraba en renta. La invitación de parte de la mamá de Katy estaba otra vez presente. Mi mamá dijo que mandaría a uno de los chamacos para que convivieran con sus hijos.
Yo era el único disponible para ese día, ¿coincidencia? No lo sé, pero fui a comer a casa de los abuelos, yo ya los conocía pero no los recordaba, lo que sí recordaba era el patio que tenían pues de niño ese patio fue lugar de convivencia con Katy los fines de semana.

La comida termino bien, sin que haya regado el vaso de agua o que no insistieron en que comiera más o algo así. Fui con Cristian al patio delantero y jugamos con su s juguetes, le recuerdo un camper que me había gustado muchísimo. A Cristian le habían llamado y para que no me quedara sólo mandaron a Katy. Estuve jugando con una pelota con ella, casi no hablamos, sólo nos estuvimos viendo mientras nos aventábamos la pelota.
Su hermano interrumpió nuestro ritual, jaja, y nos pregunto a los dos cuando si nos acordábamos cuando nos dábamos de besitos de tras de la barda. Ella se sonrojó y pensé que ese evento había sido verdadero. Aunque yo por más que trataba de recodar no llegaba a ese evento. Le pedí antes de irme que me regalara una foto ella accedió y me regalo una donde ella estaba estudiando, sólo se podía observar sus labios rojos.

Esa foto la conserve como un tesoro durante muchos años hasta que simplemente no sé donde la escondí. Llegó la hora de marchar Al día siguiente nosotros partíamos de la Paz a Santa Rosalia. Cuando su papá me fue a dejar a la casa de mi tío sólo nos acompaño Cristian. Cuando llegamos a casa se encontraba sólo mi mamá y mi hermana, nos invitaron a cenar hot-dogs.
Cuando ya todo terminó mamá hizo comentarios al respecto de la religión que profesaba la mamá de katy y su papá mostro cierta angustia al respecto. En ese tiempo yo no le di importancia a ese hecho.

Cuando al día siguiente estábamos en la carretera rumbo a Santa Rosalia hicimos una parada en un lugar que se llama Loreto, fui a la tienda y compre una tarjeta ladatel de 30 pesos, marque un número y contesto su papá y solicite de favor comunicarme con ella, contesto sorprendida. Empecé a decirle lo mucho que me gustaba y cuanto la quería, le conté de las ganas que tenia de abrazarla y de besarla, ella sólo sonreía, pero esa risa no era de carcajadas sino de alegría, creo yo, del hecho de estarle confesando mi amor hacia ella.
El dinero de la tarjeta se termino y la llamada tuvo que terminar, todo el viaje la fui pensando, con el único consuelo de la foto y el de mi imaginación pensándola volverle a ver.
Regresamos a Oaxaca e inmediatamente lo que hice fue escribirle una carta, termine la carta no tan convencida de que cambiara alguna situación, entonces la guarde en lo más profundo de mis calcetines.

Pasaron como unos 7 años para volver a saber de ella. Resulta que su hermano había acompañado a un amigo a Oaxaca y hablo a la casa donde le contesto mi papá –un poco distraído- y no supo de quien se trataba. Averiguando más sobre el tema dimos que se trataba precisamente del hermano de Katy.
Empecé a buscar como loco en la agenda de contactos de mamá y no habiendo encontrar nada, recordé que su papá me había regalado una fotos y tras de la foto su nombre, llamé al número de servicio de Telmex y trate de localizarlo. Después de unos minutos tenía el número. Marque el número con una mano temblorosa y los latidos del corazón a todo lo que da.

No recuerdo quien contesto, pero recuerdo que ese día era el cumpleaños de ella, la felicite y empezó el interrogatorio de a que se dedicaba y todo eso. Me comento que había abierto una estética y que se dedicaba a eso. Le pedí su número de celular, accedió a dármelo. Meses después probé a hablarle y a tener más contacto con ella.
Nos dijimos tantas cosas por celular y por msn. Vía internet se ofreció a mostrarse por la cámara web, cuando la vi era toda una barbie. Estaba hecha una hermosura de mujer, mi más íntimo ser me impulso a que le pidiera que empezáramos una relación. Ella se negó, la distancia era algo que a ella le aterraba, fue algo que yo comprendí y no insistí más en ello.

Las relaciones después de eso no fueron buenas y decidimos o ella decidió no recuerdo quien fue que ya no habláramos más y que no nos comunicáramos más por ningún medio. Desde esa mañana lluviosa para mí acabo la persecución por ella.

Ya no había más Katy para mí. Los días sucedieron tristes y el consuelo de haberla escuchado y haberla visto mediante la web son lo único que conserve por unos meses. Ahora no sé que es de ella. Pero lo que puedo decir al respecto es que cuando la tuve conmigo disfrute esos sentimientos que nos hacían pasar las mañanas y las tardes juntos.

Katy se ha trasformado en –quizá- un amor que recuerdo por haber sido el primero, por ser ella quien tomaba de mi mano en las mañanas de recreo en el kínder, por haberme hecho conocer lo que era el recordar y por haberme enseñado que era esa cosa de pensar en alguien.

Resulta para mí y no sé si para otros una linda forma de empezar a conocer el amor sin ataduras. Su recuerdo lo poseo en un lugar donde no estará dañado por el tiempo o por mis distracciones como lo fueron la foto y la carta que le escribí.

Termino agradeciendo a esa entidad ausente que ahora a través de estas líneas se hacen presente.

2 comentarios:

eli3x2001 dijo...

jaja yo la conozco, digo a la hermana de cristian, su papa es dentista, no? pero katy es la mama, no? ya no me acuerdo mucho de eso...

coloquio de los perros dijo...

Una disculpa por el tiempo en que habías comentado y no había escrito una respuesta- Realmente no sabía que escribir. El tiempo me ha fortalecido para contestar que qué curioso es el hecho de que hayas leído parte de mi biografía y conozcas a una de las personajes claves. Su mamá no recuerdo como se llamaba pero Katy en realidad es catarina (la verdad no sé como se escribe) y sí es la hermana de Cristian. Saludos y espero puedas leer mis agradecimientos por haber escrito