sábado, 10 de octubre de 2009

Emprendí una caminata nocturna, me puse los tenis viejos que ya no poseen cordones o al menos no he hecho por conseguir un par. La cosa más sorprendente fue que no lo hice con la pretensión de querer bajar unos kilos, cosa que mama se empeña, ni tampoco lo hice con la intensión de llegar a algún sitio. Cuando me encontraba de transeúnte me di cuenta de que el mundo de afuera no es tan caótico como se nos presenta en la tele o en esos mensajes que te emite el celular donde salen las noticias más destacadas del día; cosa que me preocupa por que aun no me ha llegado, quizá por que no haya pasado nada relevante o quizá hoy no jugó la selección mexicana de fútbol o algún futbolista no dijo alguna estupidez.



Lo aparentemente real que pude rescatar es que hay gente diambulando quizá con el sentido de llegar a algún lugar, otros quizá tratando de encontrar uno, que se entienda, que no los juzgo sino que sólo hago observaciones de susodicha experiencia, en fin gente moviendose enojada, contenta, desesperadas, el caso es que lo observado me lleno de pensamientos(jaja) la cabeza y me ínsito a escribir sobre lo exterior.



Tenia tal vez 10 minutos de caminar cuando de repente se solto una leve llovisna que humedecío mi cabeza dandome unos cosquilleos en mi boca, quize

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