jueves, 15 de noviembre de 2012

Reflexiones sobre el día 2 de Noviembre



Esta tradición mesoamericana ha perdurado a pesar de la conquista espiritual hecha por los españoles en el siglo XV; fundiéndose en una celebración que se ha arraigado en los rituales que año tras año millones de mexicanos realizan  dando pie a lo que conocemos como Día de muertos o de Todos los Santos. En estos días se deja ver claramente  una forma de representar tanto la muerte como la vida; y la riqueza de esta tradición se puede notar en los diferentes lugares que se celebran y la forma en cómo lo hacen. En el presente artículo me daré la tarea de hacer una humilde interpretación extrayendo algunos elementos para poder filosofar sobre estos acontecimientos que se dan en la mayor parte del territorio mexicano.

Antes de la llegada del día de muertos se puede percibir en la sociedad una preparación para tal fecha, ya que, se puede observar a muchas personas acudiendo a los panteones a restaurar las tumbas de sus seres queridos así como las compras para realizar el altar (símbolo emblemático de lo que se ofrece a los difuntos); además en las panaderías como dulcerías se puede notar una forma peculiar del mexicano (la comida) de acompañar estos días, e,l pan de muerto y las calaveritas de azúcar con tu nombre es ineludible no comerse más de uno.. El altar que se prepara tiene un significado particular que vale la pena asomarse a él, puesto que, lo que se sirve en tal lecho no es sino lo que al difunto le gustaba en vida, así para cuando su alma regrese pueda oler los aromas de todo lo que consumía; desde el mezcal, caña, refresco, cigarro, tamales, pan, fruta, hasta la golosina.




En algunos lugares el día de muertos se va al panteón a velar toda la noche acompañados de guitarra, mezcal, flores, veladoras, cuetes y familiares que acuden a pernoctar. Se canta, se toma, se narran anécdotas y hasta se cuentan chistes en el panteón. Sobre este tipo de festejos más de uno se queda perplejo ante esto, porque el panteón regularmente se concibe como un lugar tenebroso y, por tanto, peligroso; sin embargo sucede todo lo contrario es el lugar con más tranquilidad excepto por los que hacen la fiesta ese día.

Me gustaría reflexionar sobre el ritual anterior y los significados que encuentro en ellos a fin de cumplir con lo señalado anteriormente.




La muerte para el mexicano no es una muerte de la cual hay que temer, ni siquiera es el final de la vida. Ya que, se sigue conviviendo con las personas conocidas a pesar de que son difuntos por ello en el altar se le ofrece todo lo que le gusta, así la celebración es un día especial donde se retorna con los seres queridos, por ello en la velada que se hace en el cementerio se canta, se cuentan anécdotas para revivir experiencias, porque recordar es volver a vivir. Así el mexicano ve a la muerte como un hecho más que ocurre y  no aquel que marca el fin de la vida sino otro modo de estar. .En ese sentido la memoria se convierte en el lugar de convivencia que año tras año hacemos valer como seres finitos.




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