La posibilidad de la enseñanza
De la filosofía, radica
En la necesidad misma
De la filosofía.
Adolfo Sánchez
Vazquez
La
filosofía más que una ciencia es una actitud
y/o disposición hacia el saber o
a la verdad, que arrastra con ella la
reflexión y la crítica sobre lo que se aparece en el mundo, y dentro de esa
perspectiva, la filosofía, es un impulso y un esfuerzo por conocer la realidad; misma que se presenta
problemática y que el filósofo intenta investigar para obtener conocimiento de
todo cuanto hay a su alrededor. Pero ¿Cómo se da el conocimiento del mundo?
Conocemos
el mundo a partir de las preguntas que realizamos, puesto que, éstas abren o
despiertan un estado de cosas que ahí se encuentran. La filosofía es una voz
que pregunta por todo cuanto existe. Por ejemplo; vemos movimientos que nos
acontecen como la noche y el día. En nuestra época podemos contestar – a través
de una explicación científica-, que esos acontecimientos se dan por el
movimiento de rotación que efectúa la tierra. Sin embargo, antes de que la
ciencia calculara y descifrará estos sucesos naturales existían otro tipo de
explicaciones que trataban de consolar este enigma. Algunos se remitían a la
presencia de los Dioses, otros a batallas entre la luz y a oscuridad donde cada
una representaba una fuerza sobrenatural.
Lo
anterior, no es otra cosa que dar cuenta de lo que era la realidad para ellos y
para nosotros. Seguramente más de uno podría decir que ellos estaban
equivocados y que ahora nosotros somos quienes poseemos la verdad. Y aquí
estriba un valor importante de la investigación que hacemos para dar cuenta de
la realidad, y es el hecho de tener prejuicios (coloquialmente podemos decir:
los lentes que utilizamos para ver la realidad) mediante los cuales interpretamos
lo que existe. De tal forma que nuestra respuesta de qué es la realidad corresponde a la época y los valores que hay
en ella. Por tanto, no podemos afirmar que ellos habían errado sino que su
respuesta estaba condicionada a los prejuicios y valores que se hallaban en su
época.
Dado
lo anterior, podemos decir que, cuando el filósofo investiga la realidad pone
en juego el repertorio de creencias (prejuicios), que tal época tiene vigente. Aquí algún curioso puede preguntar con justa
razón: ¿cómo se forman los prejuicios? A través del sentido histórico. El paso
del tiempo no sólo es cronológico sino que tiene que ver con la forma en cómo
vamos adquiriendo un conocimiento al transcurrir del tiempo, es decir, la experiencia
que vamos acumulando a través del análisis y reflexión de los hechos históricos
relevantes. Además de las ideas que se van formando en el propio presente. Entonces
para la formación de las ideas, influyen muchos factores como la economía, la
política, los medios de comunicación entre otros.
Tenemos,
pues, que el filósofo recoge un entramado de conceptos que tanto la disciplina
como el mismo presente le otorga para pensar la realidad. Por tanto, no se
puede aseverar que la filosofía sea una ocurrencia sobre cualquier tema, sino que el filosofar
involucra la reflexión y la crítica para mostrarse como un pensamiento que pone
sobre el tablero los prejuicios para interpretar y aportar ideas para pensar
nuestra realidad.
Hasta
aquí se ha mostrado lo que la filosofía es y lo que el ejercicio
de la misma pone en juego, pero no hemos dicho lo que lleva al ser humano a
filosofar. El hombre ha sentido el menester de hacer filosofía porque mediante
la misma ha podido saber a qué atenerse. Es decir, cuando el hombre pone en
práctica el pensamiento para saber qué es la realidad lo hace para poder tener
una noción de cómo desenvolverse en el mundo. Dicho de otro modo, lo hace para
saber qué hacer en el mundo, para otorgarle sentido a él y a lo que le rodea
para poder ser.
Por
ello tal y como versa el título del presente artículo, la filosofía es
filosofar, porque la filosofía no sólo es un estudio sino un modo de conducirse
en el mundo, de saber a qué atenerse, de buscarle un sentido a lo que le rodea
y a lo que históricamente viene aconteciendo. Cabe recordar que cuando los
griegos –lugar de origen de la filosofía- utilizaban el término filosofía no se referían
a la ciencia o disciplina sino a un tipo de hombre que se comportaba de cierta
forma. Reflejando una conducta que se encontraba inclinada al saber.
Y de
ahí qué su objeto de estudio, por decirlo de algún modo, sea la realidad en
tanto que esta es lo primero que se nos presenta cómo problema. Pues es el
espacio donde nosotros nos desenvolvemos y tenemos que procurar nuestra vida.
Por tanto la vida es quehacer que involucra un tener que habérmelas con el
mundo para poder vivir, puesto que la vida no es algo que nos sea dado hecha;
se nos da el existir y a partir de ahí cada quien procura un cómo de nuestra
vida. Es decir, hacemos de nuestra vida una obra de arte que culmina su último
lienzo con la muerte porque la muerta es la imposibilidad del existir y por
tanto de un hacer algo.
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