lunes, 30 de noviembre de 2009

La enseñanza de De Nigris

Hace unas semanas las noticias deportivas presentaban una nota negra, no por el hecho de que haya habido disturbios en las gradas de algún inmueble deportivo sino por el fallecimiento de Antonio de Nigris, futbolista mexicano sobresaliente por algunos años con el Monterrey y por ganar la copa Libertadores con el Once Caldas de Colombia.
Dejó México para conseguir nuevas formas de entender y vivir el futbol. De repente en una capsula deportiva se sonaba su nombre por haber conseguido un logro internacional.
El tiempo pasaba y un llamado a la selección nos hizo recordar el espíritu guerrero de este buen centro delantero. Cuando le toco jugar trato de cumplir con la tarea impuesta del estratega y se dio un tiempo para mostrar pequeños chispazos de lo que había aprendido y quizá con la ilusión de contagiar a sus compañeros y hacer pensar a algún pensador de futbol por el tipo de futbol que empezaba a desplegar.
La lectio del “tano” era clara. La única forma que había encontrado para vivir era jugando al futbol. No había más. Por eso cada partido lo hacía de tal forma, no importando la playera que portase, que fuera el partido que le siguiera manteniendo su estilo de ganarse la vida.
Más allá de las críticas a los futbolistas de que no entregan nada en la cancha, que no hay un compromiso con la institución, que no muestran nivel futbolístico, que no se adaptan al estilo de juego que propone el estratega, que no despliegan futbol, etc. Esta la postura del “tano” de jugarse cada vez que salía al campo de conservar la “chamba”, pues no olvidemos que los jugadores funcionan como empleados del equipo; que invierte y trata de ganar títulos, copas y de seguir manteniendo el status.
El tano actúo como un hombre leal y comprometido para lo que lo contrataban: hacer goles. No sólo se encargo de hacer goles sino también amigos, muestra de ello era la cantidad de futbolistas que se encontraban consternados ante la noticia de que la persona con la que había compartido alguna vez el vestidor había fallecido.
Sí bien De Nigris fue un trotamundos que estuvo en Colombia, Brasil, Turquía, Grecia, y otros países. Una polisemia de culturas, un único lenguaje: el futbol; un escudo: el mexicano, guerrero azteca hasta la muerte.
La enseñanza sirve para los amantes del futbol, para los chicos que se encuentran en alguna filial soñando seguramente con ser profesional y el ejemplo a los jugadores que competían en le mismo nivel que él.
Sólo nos queda agradecer a su ausencia presente la forma en cómo toda su vida llevo preparando la cátedra triunfal: la forma en cómo habría que recordarlo.

jueves, 19 de noviembre de 2009

sobre religión

Uno de los sentimientos más terribles que habitan en el hombre es el miedo. Otro sentimiento más letal que es tan visceral como el primero es la soledad. No hay hombre que en su existencia no se haya sentido preso de cualquiera de estos dos sentimientos.

Históricamente el hombre se ha preguntado tres cuestiones que de algún modo ya le son inherentes, que son: ¿de donde vengo?¿donde estoy?¿hacia donde voy? Pero por ahí en un debilitamiento de la razón puede escabullirse la pregunta: ¿Quién me acompaña?

Aristóteles anunciaba en la Grecia clásica del siglo IVa. C. que el hombre es un zoon politikon , más adentro de esa afirmación de una polis para el ciudadano se encuentra la diáfana necesidad de que el hombre tiene miedo a estar sólo y que por tanto necesita de otros hombres para ser. Es decir, necesita estar acompañado de algo que lo proteja de sus circunstancias, de lo salvaje y hasta de sí mismo.

No encontrando un cierto amparo en los otros, agentes también de sus circunstancias, crea algo que traspase los defectos de su corporeidad y de sus pensamientos. Ve por un instante que sus deseos, que son carencias, pueden llegarse a convertir en esencias y una de esas esencias es Dios, lo divino. Dios que es inefable, que es poder, que es todo y que es nada, se vuelve garantía de compañía.

Surge así un nuevo discurso en el hombre que le propicia seguridad y consuelo a tan insoportable soledad. Este discurso nace a partir de que el hombre voltea su mirada hacia arriba, el cielo que es indicio de inmovilidad, de eternidad y de orden; todo esto no es más que un discurso que promete cuidado, templanza, bondad y compañía.

Quizá todo esto sea producto de que el ser humano ve en sus sentimientos una especie de defectos, de imperfecciones; pues necesita saber de leyes intrínsecas que rigen lo exterior, es decir, el mundo para ser consiente de porque le pasa lo que le pasa. Par ilustrar lo anterior escribe el siguiente ejemplo:

Cuando un sujeto pierde a alguien (su papá, su mama o algún hermano) su sentimiento es explicado a partir de leyes como “la muerte” que es inevitable. Y tal vez lo que podría dar cierto alivio a ese suceso, es que la persona que ya no está más con el sujeto, se encuentra esperándolo en un lugar donde se encuentra lo divino. Y por tanto estará siendo feliz y que se habría cumplido su destino.

En este ejemplo tan burdo el hombre se ha excitado pensando en su origen, en un lugar donde tal vez ya haya estado. Quizá en su elucubración pasa por su cabeza que su vida esta aprueba, que ha sido enviado al mundo a rectificar que realmente es un hijo de Dios y que por tanto, debe de obrar de tal modo, como un divinus influxus.

Para no entrar en divagaciones sin decir nada, le doy seguimiento al discurso religioso. Un sofista llamado Jenófanes que era procedente de Colofón había anunciado quizá el desmantelamiento de los rituales con su máxima: “Sí lo bueyes, los caballos y los leones tuvieran manos como los hombres, pintarían, crearían en la obra de arte a sus dioses a su semejanza” .

Esta afirmación tumba todo pensamiento trascendente que propicia una seguridad a los hombres, trabajando la religión a un producto antropológico. Al final los dioses es algo inventado por la conciencia de los hombres. Jenófanes no dice claramente el motivo o al menos bibliográficamente no nos ha llegado, pero apunta en su señalamiento, según yo, o algo clave para este trabajo.

Lo escribo para que se aclare: todos los dioses que el hombre concibe son inmortales, justos, bondadosos, hermosos, poderosos, etc. En resumen son todo lo que el hombre no es. El hombre se considera cuasi-dios porque no desconoce del todo estas “virtudes”, pero en pensar en lo divino encuentra cierto anhelo por ello y lo que hace es que hace de lo divino un ídolo.

Pero para mi justificación de este pequeño ensayo detrás de esa idolatría se encuentran los sentimientos de soledad y de miedo rigiendo el actuar del hombre en estas cuestiones (idolatría por el otro). El deseo inmediato de comunicar que hay un sentimiento de dependencia[1] hacia lo Otro es necesaria para el hombre para que asegure por lo menos su convivencia.


[1] Que necesita de cierta providencia divina, que le propicio vigiar su camino.1

lunes, 2 de noviembre de 2009

soledad en sociedad

A veces sentimos que el mundo es caótico, que este es una tortura no amable,
que los pasos son envano, pues no hay un sitio a donde llegar.

He tratado de encontrar en la filosofía y en la literatura o en algún autor una consideración respecto de la vida, pero ninguno llena el vacío. algunos me hacen sonreir puesto que creo que se sintieron ahogados de igual manera y por eso escribieron algo. Bscando quizá un recurso que los alejara un poco de ese sentimientotan vanal pero tan terrenal.

Empiezo a hacer un asentimiento con la cabeza cuando veo que toda la historia del pensamiento se gesta a partir del sentimiento del dolor de lo que consideramos realidad. En un principio creo que presuponemos ser uan especie de médico, chamon o algún alquimista puesto que tratamos de encontrasr substancias, esencias o simplemente alún medicamento que cure al mundo y por supuesto a nosotros.

Ya Aristóteles dijo en su tiempo que el hombre es un zoon politikon, que nuestra naturaleza era ser sociales. pero realmente estaría tan seguro. lanzó una pregunta: ¿hasta donde estamos felices con la sociedad que nos toco vivir? mi sitio es un lugar bastante policromatico. hay de todo, borrachos mala copa, egoistas, gente muy sentida, gente hipocrita, rateros, amores peregrinos, desencuentos, desiluciones, chicas muy bellas, drogas, musica, poesía y mucha filosofia deambulante.

No, definitivamente no. He pensado muy seriamente alejarme de la sociedad, los meses que vienen me afianzare de quedar bien en sociedad cumpliendo con un titulo profesional, es decir, ser competitivo socialmente, eso y ya. El campo de autosubstncia suena agradable. regresar a ese paraiso que fue el campo revolotea en mi conciencia. sembrar para comer suena mas reconfortane que seguir estudiando para poder laborar en algo que el sistema a planeado para lo que te has enfocado la mayor parte de tu vida.

la soledad en sociedad es sí una antípatia a ese estado de convivencia. y quzá a un olvido de sí. no importa tomaré esa senda que me lleve a no se que.