Existe un distintivo peculiar en
el ser humano y es el imaginar. Este distintivo rinde sus frutos en la
literatura, el arte, la música, la televisión, el teatro, el cine y hasta el
internet. La imaginación – se dice comúnmente- es irreal; sin embargo nosotros
no podemos vivir sin por lo menos imaginar algo; entonces se vuelve algo natural
la imaginación en el hombre. He dicho anteriormente que la imaginación rinde
frutos en diferentes formas de expresión, por tanto eso que se dice de irreal
parece poco cierto, ya que la imaginación es parte de la proyección que el
hombre tiene de sí mismo, es decir, el hombre se refleja en la imaginación para
ayudarse en la realidad concreta.
¿Cómo sucede lo anterior? La
proyección de la imaginación se da
cuando nosotros imaginamos situaciones, hechos, discusiones, etc. Es decir
nosotros imaginamos regularmente qué tenemos que hacer cuando estemos viviendo
esa situaciones, qué hacer, qué decir, cómo comportarnos, etc. Pero nosotros no
sólo nos proyectamos cuando imaginamos lo que acabamos de describir sino
también cuando nos narran sucesos de otras personas o cuando nos insertamos en
la literatura.
Un claro ejemplo lo tenemos en la
fábula, la fabula es un sub-género literario que pertenece al género narrativo
de la literatura. Dicho género lo debemos al griego Esopo que vivió en el siglo
VI a.C. La invención de la fábula es bastante significativa para el tema de la
imaginación que hemos abordado en este pequeño artículo. Y es que la fábula fue
una invención (relativo a la imaginación) que Esopo realizó para proyectar
aquello que despreciaba de la sociedad de aquel entonces. Por tanto utilizo la
fábula para proyectar una conducta (ethos
en griego) en sus conciudadanos y así dejar en descubierto los malos
hábitos que existen en las relaciones humanas. Y en la estructura de la fábula
se le conoce como moraleja. La fábulas tiene algo peculiar en su interior, y
sobre eso reflexionaré filosóficamente en las siguientes líneas; a fin de
sacarle provecho a la fábula y a la imaginación.
Las fábulas que conocemos los
personajes principales son los animales, que fácilmente podemos reconocer por
ciertas actitudes, por ejemplo: el burro es necio y testarudo; la serpiente
venenosa y persuasiva; el león es un ególatra, la zorra es mentirosa y astuta;
la hormiga es humilde y trabajadora. Lo que me interesa resaltar es que estos
animales tienen una naturaleza que el hombre le ha conferido, a tal punto que conocemos o podemos
identificar fácilmente la personalidad de estos animales. Pero, lanzo la
pregunta relevante ¿Si los animales tienen conductas definidas, qué conducta
define al hombre? ¿Podemos encontrar una conducta que defina al hombre de hoy
en día?
Aquí es donde cabe lo que hemos
mencionado de la imaginación. El hombre se refleja en ella a fin de enseñarse
el mismo algo. ¿Cuál es ese algo? A saber, que no tiene una naturaleza definida
y que él a libre voluntad puede elegir ser cualquiera que le favorezca personal
y colectivamente. Y es por eso que Esopo
denunciaba a través de la fábula cierto tipo de conductas que empobrecían las
relaciones humanas y prefería otras. Las que preferían estaban cerca de lo que
se consideraba justo en aquel tiempo. Para hacer valido el traer a cuenta hoy
en día a Esopo, debemos voltear nuestra vista a las conductas que hoy vemos
reflejadas en nuestra sociedad y a rascar los valores que hoy tenemos para
pulirlos en nuestras acciones más que en nuestras palabras.
Por ello exalto el papel de la
imaginación en el presente artículo, ya
que, si ella nos permite reflejarnos vale la pena proyectar lo que nosotros
deseamos como sociedad y como individuos insertos en ella porque una sociedad
no es otra cosa que el reflejo de nuestra gente, de nuestros valores, de
nuestra educación, de nuestro lenguaje y por tanto, de nuestras acciones. Dado
esto, cabe la exhortación de cultivarnos no solamente en lo que la televisión,
el internet proyectan cómo lo que está de moda sino también en lo que la prensa
escrita opina sobre lo que nos pasa cotidianamente, porque el diario es un
espacio público de reflexión sobre las opiniones que tenemos los ciudadanos en
el medio en que nos desarrollamos.
Además del diario están los
libros, las revistas especializadas, de cultura general, los documentales.
Ahora que se dice que estamos en una era de la información, cabe resaltar lo
importante que es estar informado, pero más allá de eso lo necesario es estar
formado para poder enfrentar las vicisitudes que nos presenta el día a día. De
ahí que la filosofía sea una actitud que trato de reflejar mediante este
escrito para invitar a dialogar sobre lo que nos pasa, lo que queremos que nos
pase y lo que nos está pasando.
Por tanto, dejo una pregunta al
aire al amable lector que se da tiempo de leer. ¿Qué conductas desdeñamos y
cuáles son dignas de admiración hoy en la actualidad y bajo qué criterios son
los que juzgamos? Dar respuesta a este cuestionamiento nos hará ver que aun el
ser humano pondera las relaciones humanas cómo aquello que nos distingue del
reino animal por valorar los efectos de nuestra conducta con las demás
personas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario