martes, 5 de febrero de 2013

Sobre la Fábula


Existe un distintivo peculiar en el ser humano y es el imaginar. Este distintivo rinde sus frutos en la literatura, el arte, la música, la televisión, el teatro, el cine y hasta el internet. La imaginación – se dice comúnmente- es irreal; sin embargo nosotros no podemos vivir sin por lo menos imaginar algo; entonces se vuelve algo natural la imaginación en el hombre. He dicho anteriormente que la imaginación rinde frutos en diferentes formas de expresión, por tanto eso que se dice de irreal parece poco cierto, ya que la imaginación es parte de la proyección que el hombre tiene de sí mismo, es decir, el hombre se refleja en la imaginación para ayudarse en la realidad concreta.

¿Cómo sucede lo anterior? La proyección de  la imaginación se da cuando nosotros imaginamos situaciones, hechos, discusiones, etc. Es decir nosotros imaginamos regularmente qué tenemos que hacer cuando estemos viviendo esa situaciones, qué hacer, qué decir, cómo comportarnos, etc. Pero nosotros no sólo nos proyectamos cuando imaginamos lo que acabamos de describir sino también cuando nos narran sucesos de otras personas o cuando nos insertamos en la literatura.

Un claro ejemplo lo tenemos en la fábula, la fabula es un sub-género literario que pertenece al género narrativo de la literatura. Dicho género lo debemos al griego Esopo que vivió en el siglo VI a.C. La invención de la fábula es bastante significativa para el tema de la imaginación que hemos abordado en este pequeño artículo. Y es que la fábula fue una invención (relativo a la imaginación) que Esopo realizó para proyectar aquello que despreciaba de la sociedad de aquel entonces. Por tanto utilizo la fábula para proyectar una conducta (ethos en griego) en sus conciudadanos y así dejar en descubierto los malos hábitos que existen en las relaciones humanas. Y en la estructura de la fábula se le conoce como moraleja. La fábulas tiene algo peculiar en su interior, y sobre eso reflexionaré filosóficamente en las siguientes líneas; a fin de sacarle provecho a la fábula y a la imaginación.


Las fábulas que conocemos los personajes principales son los animales, que fácilmente podemos reconocer por ciertas actitudes, por ejemplo: el burro es necio y testarudo; la serpiente venenosa y persuasiva; el león es un ególatra, la zorra es mentirosa y astuta; la hormiga es humilde y trabajadora. Lo que me interesa resaltar es que estos animales tienen una naturaleza que el hombre le ha conferido,  a tal punto que conocemos o podemos identificar fácilmente la personalidad de estos animales. Pero, lanzo la pregunta relevante ¿Si los animales tienen conductas definidas, qué conducta define al hombre? ¿Podemos encontrar una conducta que defina al hombre de hoy en día?


Aquí es donde cabe lo que hemos mencionado de la imaginación. El hombre se refleja en ella a fin de enseñarse el mismo algo. ¿Cuál es ese algo? A saber, que no tiene una naturaleza definida y que él a libre voluntad puede elegir ser cualquiera que le favorezca personal y colectivamente.  Y es por eso que Esopo denunciaba a través de la fábula cierto tipo de conductas que empobrecían las relaciones humanas y prefería otras. Las que preferían estaban cerca de lo que se consideraba justo en aquel tiempo. Para hacer valido el traer a cuenta hoy en día a Esopo, debemos voltear nuestra vista a las conductas que hoy vemos reflejadas en nuestra sociedad y a rascar los valores que hoy tenemos para pulirlos en nuestras acciones más que en nuestras palabras.

Por ello exalto el papel de la imaginación en  el presente artículo, ya que, si ella nos permite reflejarnos vale la pena proyectar lo que nosotros deseamos como sociedad y como individuos insertos en ella porque una sociedad no es otra cosa que el reflejo de nuestra gente, de nuestros valores, de nuestra educación, de nuestro lenguaje y por tanto, de nuestras acciones. Dado esto, cabe la exhortación de cultivarnos no solamente en lo que la televisión, el internet proyectan cómo lo que está de moda sino también en lo que la prensa escrita opina sobre lo que nos pasa cotidianamente, porque el diario es un espacio público de reflexión sobre las opiniones que tenemos los ciudadanos en el medio en que nos desarrollamos.

Además del diario están los libros, las revistas especializadas, de cultura general, los documentales. Ahora que se dice que estamos en una era de la información, cabe resaltar lo importante que es estar informado, pero más allá de eso lo necesario es estar formado para poder enfrentar las vicisitudes que nos presenta el día a día. De ahí que la filosofía sea una actitud que trato de reflejar mediante este escrito para invitar a dialogar sobre lo que nos pasa, lo que queremos que nos pase y lo que nos está pasando.



Por tanto, dejo una pregunta al aire al amable lector que se da tiempo de leer. ¿Qué conductas desdeñamos y cuáles son dignas de admiración hoy en la actualidad y bajo qué criterios son los que juzgamos? Dar respuesta a este cuestionamiento nos hará ver que aun el ser humano pondera las relaciones humanas cómo aquello que nos distingue del reino animal por valorar los efectos de nuestra conducta con las demás personas. 

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