“En Filosofía son
más esenciales
las preguntas que
las respuestas”.
Karl Jaspers
El jueves pasado se llevó a
cabo el Día Internacional de la Filosofía, una celebración que la Organización
de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO por
sus siglas en inglés) decidió crear para
destacar la importancia de esta disciplina, sobre todo para los jóvenes, y
subrayar que “la filosofía es una disciplina que favorece el pensamiento
crítico e independiente y con capacidad para mejorar la comprensión del mundo y
promover la tolerancia y la paz”.
La UNESCO subraya que el Día
Internacional de la Filosofía no es exclusivo de tal Organismo sino que pertenece a toda persona que en cualquier
punto del planeta se preocupe por la filosofía. Para los que nos dedicamos a la filosofía es
grato saber que este tipo de organismos se preocupen para que nuestra disciplina
tenga una incidencia no sólo en el ámbito académico sino también en el social. El
jueves quince fue la décima vez que se
celebró este día, con ello hablamos de que se ha pretendido que la filosofía
llegué a los rincones donde no existe y que se fortalezca donde ya hay.
Historiando un poco al
respecto del Día Internacional de la Filosofía, en la Pronunciación de París de
1995 se estableció tal día con un doble propósito: 1) Explicar, a un amplio
público el significado que tienen las disciplinas filosóficas (en especial la
ética, la estética, la lógica, la Filosofía política o la Filosofía de la
cultura, etc.) para la comprensión de los grandes problemas de la humanidad y,
2) Destacar el hecho de que la Filosofía es portadora de valores como la
racionalidad, la argumentación y el diálogo, tan necesarios en un mundo que
padece inmensas desigualdades, extrema violencia y cambios profundos en todos
los órdenes.
Por tanto, la UNESCO procura
que la filosofía sea un derecho que los gobiernos de todas las naciones
otorguen a sus ciudadanos, puesto que la filosofía es una práctica que se da a
partir de la libertad, otro derecho que debe garantizarse para la perpetuación
de la paz y la tolerancia. Por ello la UNESCO pretende que se lleven a cabo
prácticas filosóficas como el café filosófico, los talleres, las charlas,
conferencias, etc., a fin de que la filosofía sea una actividad que esté
disponible para toda persona que quiera poner en práctica la reflexión, el
análisis, la escucha, la crítica y la creatividad, entre otras cosas.
Sumado a lo anterior, cabe
señalar el hecho de que el año pasado la UNESCO ha publicado un libro que se
titula La filosofía: una escuela de la
libertad. Enseñanza de la filosofía y aprendizaje del filosofar: la situación
actual y las perspectivas para el futuro donde más allá de un diagnóstico
de la enseñanza de la filosofía, propone estrategias que procuren hacer de la
filosofía una práctica que no sólo se suscriba al ámbito académico sino que
trascienda los muros de las escuelas y que se pueda penetrar en otro tipo de
instituciones como las empresas, las instituciones, los gobiernos, y otros a
fin de garantizar una reflexión sobre lo nuestro presente que nos llevé
inmediatamente a formularnos lo que queremos para las generaciones venideras.
Que la filosofía pueda, por
los distintos medios que existen, llegar a la sociedad revitalizaría nuestras
prácticas democráticas, ya que, éstas contribuirían a orientar nuestros
intereses como ciudadanos y, luego, como sector, comunidad para un mayor
aprovechamiento de los recursos con los que se cuentan a fin de beneficiar a
toda una comunidad y no sólo al poder de unos cuantos.
Por tanto, no debemos dejar
que nuestra democracia se convierta en una partidocracia, es decir que sólo
atienda a intereses que los partidos políticos creen los mejores o los
convenientes, puesto que en la democracia no importa los intereses de unos
cuantos sino los de la mayoría.
Terminando, celebro que la
filosofía sea reconocida por uno de los organismos con gran relevancia a nivel
mundial y celebro a su vez que me sea
permitido poder difundir que la filosofía colabora con el bienestar ciudadano.