viernes, 23 de noviembre de 2012

Día Internacional de la Filosofía


“En Filosofía son más esenciales
las preguntas que las respuestas”.
Karl Jaspers

El jueves pasado se llevó a cabo el Día Internacional de la Filosofía, una celebración que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO por sus siglas en inglés) decidió crear  para destacar la importancia de esta disciplina, sobre todo para los jóvenes, y subrayar que “la filosofía es una disciplina que favorece el pensamiento crítico e independiente y con capacidad para mejorar la comprensión del mundo y promover la tolerancia y la paz”.

La UNESCO subraya que el Día Internacional de la Filosofía no es exclusivo de tal Organismo sino  que pertenece a toda persona que en cualquier punto del planeta se preocupe por la filosofía.  Para los que nos dedicamos a la filosofía es grato saber que este tipo de organismos se preocupen para que nuestra disciplina tenga una incidencia no sólo en el ámbito académico sino también en el social. El jueves quince  fue la décima vez que se celebró este día, con ello hablamos de que se ha pretendido que la filosofía llegué a los rincones donde no existe y que se fortalezca donde ya hay.



Historiando un poco al respecto del Día Internacional de la Filosofía, en la Pronunciación de París de 1995 se estableció tal día con un doble propósito: 1) Explicar, a un amplio público el significado que tienen las disciplinas filosóficas (en especial la ética, la estética, la lógica, la Filosofía política o la Filosofía de la cultura, etc.) para la comprensión de los grandes problemas de la humanidad y, 2) Destacar el hecho de que la Filosofía es portadora de valores como la racionalidad, la argumentación y el diálogo, tan necesarios en un mundo que padece inmensas desigualdades, extrema violencia y cambios profundos en todos los órdenes.

Por tanto, la UNESCO procura que la filosofía sea un derecho que los gobiernos de todas las naciones otorguen a sus ciudadanos, puesto que la filosofía es una práctica que se da a partir de la libertad, otro derecho que debe garantizarse para la perpetuación de la paz y la tolerancia. Por ello la UNESCO pretende que se lleven a cabo prácticas filosóficas como el café filosófico, los talleres, las charlas, conferencias, etc., a fin de que la filosofía sea una actividad que esté disponible para toda persona que quiera poner en práctica la reflexión, el análisis, la escucha, la crítica y la creatividad, entre otras cosas.

Sumado a lo anterior, cabe señalar el hecho de que el año pasado la UNESCO ha publicado un libro que se titula La filosofía: una escuela de la libertad. Enseñanza de la filosofía y aprendizaje del filosofar: la situación actual y las perspectivas para el futuro donde más allá de un diagnóstico de la enseñanza de la filosofía, propone estrategias que procuren hacer de la filosofía una práctica que no sólo se suscriba al ámbito académico sino que trascienda los muros de las escuelas y que se pueda penetrar en otro tipo de instituciones como las empresas, las instituciones, los gobiernos, y otros a fin de garantizar una reflexión sobre lo nuestro presente que nos llevé inmediatamente a formularnos lo que queremos para las generaciones venideras.




Esto es de suma importancia para nosotros como ciudadanos que vivimos en un sistema político llamado democracia, dónde somos los ciudadanos los actores principales de nuestro andar como comunidad, estado y país, puesto que este sistema democrático representa los intereses de la mayoría, pero para que esto no quede sólo en el ámbito teórico tenemos que empezar a organizarnos como sociedad para dialogar con las autoridades correspondientes para encontrar soluciones a los problemas que nos aquejan. Por ello es necesario que la filosofía sea garantizada, por lo menos, en la escuela para que de ahí parte para preparar a los jóvenes, que son la promesa del cambio hacia nuevos estadios del desarrollo humano donde se encuentre garantizada la seguridad, la justicia y la paz.

Que la filosofía pueda, por los distintos medios que existen, llegar a la sociedad revitalizaría nuestras prácticas democráticas, ya que, éstas contribuirían a orientar nuestros intereses como ciudadanos y, luego, como sector, comunidad para un mayor aprovechamiento de los recursos con los que se cuentan a fin de beneficiar a toda una comunidad y no sólo al poder de unos cuantos.

Por tanto, no debemos dejar que nuestra democracia se convierta en una partidocracia, es decir que sólo atienda a intereses que los partidos políticos creen los mejores o los convenientes, puesto que en la democracia no importa los intereses de unos cuantos sino los de la mayoría.

Terminando, celebro que la filosofía sea reconocida por uno de los organismos con gran relevancia a nivel mundial  y celebro a su vez que me sea permitido poder difundir que la filosofía colabora con el bienestar ciudadano.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Reflexiones sobre el día 2 de Noviembre



Esta tradición mesoamericana ha perdurado a pesar de la conquista espiritual hecha por los españoles en el siglo XV; fundiéndose en una celebración que se ha arraigado en los rituales que año tras año millones de mexicanos realizan  dando pie a lo que conocemos como Día de muertos o de Todos los Santos. En estos días se deja ver claramente  una forma de representar tanto la muerte como la vida; y la riqueza de esta tradición se puede notar en los diferentes lugares que se celebran y la forma en cómo lo hacen. En el presente artículo me daré la tarea de hacer una humilde interpretación extrayendo algunos elementos para poder filosofar sobre estos acontecimientos que se dan en la mayor parte del territorio mexicano.

Antes de la llegada del día de muertos se puede percibir en la sociedad una preparación para tal fecha, ya que, se puede observar a muchas personas acudiendo a los panteones a restaurar las tumbas de sus seres queridos así como las compras para realizar el altar (símbolo emblemático de lo que se ofrece a los difuntos); además en las panaderías como dulcerías se puede notar una forma peculiar del mexicano (la comida) de acompañar estos días, e,l pan de muerto y las calaveritas de azúcar con tu nombre es ineludible no comerse más de uno.. El altar que se prepara tiene un significado particular que vale la pena asomarse a él, puesto que, lo que se sirve en tal lecho no es sino lo que al difunto le gustaba en vida, así para cuando su alma regrese pueda oler los aromas de todo lo que consumía; desde el mezcal, caña, refresco, cigarro, tamales, pan, fruta, hasta la golosina.




En algunos lugares el día de muertos se va al panteón a velar toda la noche acompañados de guitarra, mezcal, flores, veladoras, cuetes y familiares que acuden a pernoctar. Se canta, se toma, se narran anécdotas y hasta se cuentan chistes en el panteón. Sobre este tipo de festejos más de uno se queda perplejo ante esto, porque el panteón regularmente se concibe como un lugar tenebroso y, por tanto, peligroso; sin embargo sucede todo lo contrario es el lugar con más tranquilidad excepto por los que hacen la fiesta ese día.

Me gustaría reflexionar sobre el ritual anterior y los significados que encuentro en ellos a fin de cumplir con lo señalado anteriormente.




La muerte para el mexicano no es una muerte de la cual hay que temer, ni siquiera es el final de la vida. Ya que, se sigue conviviendo con las personas conocidas a pesar de que son difuntos por ello en el altar se le ofrece todo lo que le gusta, así la celebración es un día especial donde se retorna con los seres queridos, por ello en la velada que se hace en el cementerio se canta, se cuentan anécdotas para revivir experiencias, porque recordar es volver a vivir. Así el mexicano ve a la muerte como un hecho más que ocurre y  no aquel que marca el fin de la vida sino otro modo de estar. .En ese sentido la memoria se convierte en el lugar de convivencia que año tras año hacemos valer como seres finitos.




martes, 6 de noviembre de 2012

La filosofía es filosofar


La posibilidad de la enseñanza
De la filosofía, radica
En la necesidad misma
De la filosofía.
Adolfo Sánchez Vazquez


La filosofía más que una ciencia es una actitud y/o disposición hacia el saber o a la verdad,  que arrastra con ella la reflexión y la crítica sobre lo que se aparece en el mundo, y dentro de esa perspectiva, la filosofía, es un impulso y un esfuerzo por  conocer la realidad; misma que se presenta problemática y que el filósofo intenta investigar para obtener conocimiento de todo cuanto hay a su alrededor. Pero ¿Cómo se da el conocimiento del mundo?

Conocemos el mundo a partir de las preguntas que realizamos, puesto que, éstas abren o despiertan un estado de cosas que ahí se encuentran. La filosofía es una voz que pregunta por todo cuanto existe. Por ejemplo; vemos movimientos que nos acontecen como la noche y el día. En nuestra época podemos contestar – a través de una explicación científica-, que esos acontecimientos se dan por el movimiento de rotación que efectúa la tierra. Sin embargo, antes de que la ciencia calculara y descifrará estos sucesos naturales existían otro tipo de explicaciones que trataban de consolar este enigma. Algunos se remitían a la presencia de los Dioses, otros a batallas entre la luz y a oscuridad donde cada una representaba una fuerza sobrenatural.

Lo anterior, no es otra cosa que dar cuenta de lo que era la realidad para ellos y para nosotros. Seguramente más de uno podría decir que ellos estaban equivocados y que ahora nosotros somos quienes poseemos la verdad. Y aquí estriba un valor importante de la investigación que hacemos para dar cuenta de la realidad, y es el hecho de tener prejuicios (coloquialmente podemos decir: los lentes que utilizamos para ver la realidad) mediante los cuales interpretamos lo que existe. De tal forma que nuestra respuesta de qué es la realidad  corresponde a la época y los valores que hay en ella. Por tanto, no podemos afirmar que ellos habían errado sino que su respuesta estaba condicionada a los prejuicios y valores que se hallaban en su época.







Dado lo anterior, podemos decir que, cuando el filósofo investiga la realidad pone en juego el repertorio de creencias (prejuicios), que tal época tiene vigente.  Aquí algún curioso puede preguntar con justa razón: ¿cómo se forman los prejuicios? A través del sentido histórico. El paso del tiempo no sólo es cronológico sino que tiene que ver con la forma en cómo vamos adquiriendo un conocimiento al transcurrir del tiempo, es decir, la experiencia que vamos acumulando a través del análisis y reflexión de los hechos históricos relevantes. Además de las ideas que se van formando en el propio presente. Entonces para la formación de las ideas, influyen muchos factores como la economía, la política, los medios de comunicación entre otros.


Tenemos, pues, que el filósofo recoge un entramado de conceptos que tanto la disciplina como el mismo presente le otorga para pensar la realidad. Por tanto, no se puede aseverar que la filosofía sea una ocurrencia  sobre cualquier tema, sino que el filosofar involucra la reflexión y la crítica para mostrarse como un pensamiento que pone sobre el tablero los prejuicios para interpretar y aportar ideas para pensar nuestra realidad. 


Hasta aquí  se ha mostrado  lo que la filosofía es y lo que el ejercicio de la misma pone en juego, pero no hemos dicho lo que lleva al ser humano a filosofar. El hombre ha sentido el menester de hacer filosofía porque mediante la misma ha podido saber a qué atenerse. Es decir, cuando el hombre pone en práctica el pensamiento para saber qué es la realidad lo hace para poder tener una noción de cómo desenvolverse en el mundo. Dicho de otro modo, lo hace para saber qué hacer en el mundo, para otorgarle sentido a él y a lo que le rodea para poder ser.




Por ello tal y como versa el título del presente artículo, la filosofía es filosofar, porque la filosofía no sólo es un estudio sino un modo de conducirse en el mundo, de saber a qué atenerse, de buscarle un sentido a lo que le rodea y a lo que históricamente viene aconteciendo. Cabe recordar que cuando los griegos –lugar de origen de la filosofía-  utilizaban el término filosofía no se referían a la ciencia o disciplina sino a un tipo de hombre que se comportaba de cierta forma. Reflejando una conducta que se encontraba inclinada al saber.

Y de ahí qué su objeto de estudio, por decirlo de algún modo, sea la realidad en tanto que esta es lo primero que se nos presenta cómo problema. Pues es el espacio donde nosotros nos desenvolvemos y tenemos que procurar nuestra vida. Por tanto la vida es quehacer que involucra un tener que habérmelas con el mundo para poder vivir, puesto que la vida no es algo que nos sea dado hecha; se nos da el existir y a partir de ahí cada quien procura un cómo de nuestra vida. Es decir, hacemos de nuestra vida una obra de arte que culmina su último lienzo con la muerte porque la muerta es la imposibilidad del existir y por tanto de un hacer algo.